Durante el invierno de 1944, los nazis comenzaron a confiscar las limitadas reservas de alimento y combustible de las familias holandesas lo que complicó aún más la vida de Audrey y de su madre. Debido al frio inclemente del invierno, y a la falta de comida, muchos holandeses murieron de hambre y de frio en las calles, especialmente en Arnhem, la cual fue devastada por los bombardeos aliados que formaron parte de la Operación Market Garden. Debido a la malnutrición, Audrey desarrolló una serie de problemas de salud. Ella tendría que pasar la mayor cantidad del tiempo reposando en su cama, mientras que en otras ocasiones bailaría ballet en frente de grupos de personas, con el fin de conseguir dinero para el movimiento clandestino. Durante un tiempo, no le quedó más remedio que comer tulipanes para sobrevivir a la hambruna. Todas estas experiencias la marcarían fuertemente, moldeando su vida y sus valores.
Tras la guerra, Audrey se mudaría a Amsterdam para estudiar ballet con Sonia Gaskell, y teatro con el actor inglés Felix Aylmer. En 1948, ella y su madre se mudarían a Londres, donde continuaría sus estudios de ballet. Para pagar sus estudios, trabajaría como modelo por un tiempo. Guíada por su pasión por la actuación y la necesidad económica, Hepburn intentaría ingresar al negocio de cine. En 1951, participaría como extra en el film, “One Wild Oat”. Durante un tiempo, la actriz solo conseguiría roles menores en cintas como “The Lavander Hill Mob” (1951), y “Monte Carlo Baby” (1951). Fue precisamente durante las filmaciones de “Monte Carlo Baby”, que Hepburn fue seleccionada para interpretar al personaje protagónico de la obra de Broadway, “Gigi”, la cual estuvo por seis meses en cartelera, y le valió un “Theatre World Award”. Su primer rol importante lo obtendría en la cinta, “The Secret People” (1952), donde interpretaría a una prodigiosa bailarina (ella había abandonado el ballet debido a que era demasiado alta como para ser bailarina profesional).
Tras esto, Audrey consiguió el rol protagónico en la cinta, “Roman Holiday” (1952), junto a Gregory Peck (inicialmente se había pensado en la actriz Elizabeth Taylor para el papel, pero el director William Wyler quedó fascinado con la prueba de cámara de Hepburn). Convencido del talento de la actriz, Peck insistió que su nombre fuera escrito con letras grandes al igual que el suyo. Por su actuación, ella ganó el premio Oscar a la mejor actriz en 1953. Varios años después, durante una entrevista, Audrey Hepburn aseguraría que su film preferido era “Roman Holiday”, debido a que gracias a él se había convertido en una estrella. Tras su participación en dicha cinta, la actriz firmó un contrato con la Paramount por siete películas, el cual además le permitia continuar con su trabajo en el teatro. La primera de esas películas fue “Sabrina” (1954), donde compartiría roles con Humprey Bogart y William Holden, con quien ella tuvo un breve romance. Hepburn rompería su relación con Holden luego de que supo que este se había realizado una vasectomía. Durante mucho tiempo se pensó que Holden consideraba a Hepburn como el amor de su vida, razón por la cual no resulta extraño que se reunieran varios años después en la cinta, “Paris, When It Sizzles” (1964).
Tras recibir una nominación al Oscar por su rol en “Sabrina”, Audrey volvería al teatro para participar en la obra “Ondine”, en la cual también participaba el actor Mel Ferrer, con quien se casaría más tarde ese mismo año. Por su actuación en “Ondine”, Audrey ganaría el premio Tony a la mejor actriz, solo seis semanas después que ella ganara el Oscar por su participación en “Roman Holiday”, lo que terminó de consolidar su reputación como actriz de cine y de teatro. Habiéndose convertido en una de las estrellas más populares de Hollywood, Hepburn tuvo la oportunidad de co-protagonizar un buen número de films con otras estrellas hollywoodenses como Fred Astaire en “Funny Face” (1957); Humphrey Bogart y Gary Cooper en “Love in the Afternoon” (1957); George Peppard en “Breakfast at Tiffany´s” (1961); Cary Grant en “Charade” (1963); Rex Harrison en “My Fair Lady” (1964); Peter O´Toole en “How to Steal a Million” (1966); y Sean Connery en “Robin and Marian” (1976). Muchos de estos actores se volverían muy cercanos a la actriz; Cary Grant una vez dijo, “todo lo que quiero para navidad es realizar otra película con Audrey Hepburn”; y Gregory Peck se transformó en uno de sus más grandes amigos. De hecho, luego de su muerte, Peck recitaría ante las cámaras el poema favorito de la actriz, “Unending Love”.
Mientras que su rol en “Funny Face” le dió la oportunidad de bailar junto a Fred Astaire, su rol en “The Nun´s Story” (1959), le valió una nueva nominación al Oscar. Su talento llegaría a tal punto, que Otto Frank le pidió que interpretara a su hija, Anne, en la cinta, “The Diary of Anne Frank” (1959), papel que la actriz rechazó por sentirse demasido “vieja” como para interpretar a una adolescente. Tras la tibia recepción que tuvieron los films, “Green Mansions” (1959), y “The Unforgiven” (1960), Audrey interpretaría a Holly Golightly en la cinta, “Breakfast at Tiffany´s”, la cual se convertiría en uno de los personajes más icónicos de la historia del cine norteamericano. El rol de esta chica cosmopolita, por el cual obtendría una nueva nominación al Oscar, sería asociado a la figura de Hepburn por el resto de su vida. Sin embargo, el próximo rol de la actriz en el film de William Wyler, “The Children Hour” (1961), sería completamente distinto. En este melodrama, la actriz interpreta a la encargada de un colegio, la cual es acusada de mantener relaciones con una de sus mejores amigas, interpretada por Shirley MacLaine.
En 1963, Hepburn co-protagonizaría la cinta “Charade”, con Cary Grant, quien anteriormente había rechazado los roles protagónicos de los films, “Roman Holiday” y “Sabrina”, por considerar que existía una diferencia de edad muy marcada con la actriz. Pese a que “Charade” explota precisamente la diferencia de edad entre los protagonistas, la cinta resultó ser un éxito principalmente por la química que se dió entre los actores. Luego vendría la ya mencionada, “Paris, When It Sizzles”, película marcada por la serie de problemas que se dieron tras las cámaras; Holden intentaría sin éxito retomar el romance con la actriz ahora casada; eso, combinado con su alcoholismo, dificultaron en gran medida la producción. Hepburn tampoco ayudó mucho; desde un inició pidió que el director de fotografía Claude Renoir fuera despedido por la mala relación que ella tenía con él. Además, como la actriz era una persona supersticiosa, exigió que le fuera cedido el camarín número 55, debido a que este era su número de la suerte (ella había ocupado el camarín 55 en “Roman Holiday” y “Breakfast at Tiffany´s”), además de insistir que Givenchy, su diseñador por años, fuera acreditado en el film por el uso de su perfume.
Tras esta turbulenta producción, participó en “My Fair Lady”, cinta que colocaría a Hepburn nuevamente en el centro de la controversia. Primero fue ampliamente discutida su elección para interpretar a Eliza Doolittle, en vez de la entonces desconocida Julie Andrews, la cual había interpretado dicho rol en Broadway. La decisión de no seleccionar a Andrews como Eliza Doolittle fue tomada antes de que Hepburn obtuviera el papel. Aunque inicialmente la actriz se rehusó a participar en el film, con el fin de que el rol le fuera cedido a Andrews, Jack Warner le informó que si no aceptaba el papel, este iba a ser cedido a Elizabeth Taylor. Una vez que supo esto, Hepburn optó por seguir adelante con la cinta. Sin embargo, el hecho de que la actriz no fuera cantante y tuviera el rol principal en un musical fue lo que desató la mayor polémica. Hepburn grabó las canciones que requería su rol, aunque más tarde se supo que ocuparía una doble llamada Marni Nixon, quien grabaría todas sus canciones. Estas discusiones llegarían a su punto más álgido durante la temporada de los Premios de la Academia de 1965, donde pese a su gran actuación, Hepburn no fue nominada mientras que Andrews sería nominada como mejor actriz por su papel en “Mary Poppins” (1964), premio que eventualmente ganaría. Pese a los intentos de la prensa de comenzar una rivalidad entre las actrices, ellas declararían que no existía ningún tipo de problemas entre ellas.
La comedia, “How to Steal a Million” (1966), y el drama romántico, “Two For the Road” (1967), reunirían nuevamente a la actriz con el director William Wyler. Durante las filmaciones de “Two For the Road”, se rumoreó que Hepburn estaba manteniendo una relación con su co-estrella, Albert Finney. Para esa época, su relación con su entonces marido Mel Ferrer, estaba en crisis. Los celos del actor y sus infidelidades, llevaron a la pareja a divorciarse en 1968. “Wait Until Dark” (1967), sería otra producción compleja para la actriz; además del estrés que significaba interpretar a una mujer ciega que está siendo aterrorizada por unos criminales, el productor del film era Ferrer, lo que no facilitó su labor. De todas formas, gracias a su participación en esta cinta, Audrey Hepburn consiguió una nueva nominación al premio Oscar. Después de 1967, tras permanecer 15 años en lo más alto del mundo cinematográfico, Hepburn solo actuaria de manera ocasional, privilegiando su vida familiar. Luego de su divorcio, ella se casaría con el psiquiatra italiano Andrea Dotti, con quien tendría su segundo hijo (ya había tenido un hijo anteriormente con Ferrer).
Hepburn saldría de su retiro temporal en 1976 para co-protagonizar la cinta, “Robin and Marian”, con Sean Connery, la cual fue moderadamente exitosa. Sorprendentemente, Hepburn rechazó un papel que parecía ser hecho a su medida; el de la bailarina Deedee Rodgers en la cinta, “Turning Point” (1977), el cual terminó obteniendo Shirley MacLaine. En 1979, Hepburn participaría en el film de Terence Young, “Bloodline”, el cual lamentablemente sería un completo fracaso. El último rol protagónico de la actriz en el cine lo obtendría en la comedia, “They All Laughed” (1981), co-protagonizada por Ben Gazzara y dirigida por Peter Bogdanovich. Aunque la cinta fue bien recibida por parte de la crítica, el trabajo de Hepburn se vería ennegrecido por el brutal asesinato de una las actrices del film, Dorothy Stratten. En 1987, Hepburn co-protagonizaría con Robert Wagner el telefilme, “Love Among Thieves”, el cual tomaría prestados varios de los elementos de los films de la actriz, especialmente de “Charade” y “How to Steal a Million”. La última aparición en el cine de Hepburn, sería como un ángel en la cinta de Steven Spielberg, “Always” (1988).
Poco después de su último trabajo como actriz, Audrey Hepburn fue nombrada como embajadora especial de la UNICEF. Agradecida de su buena fortuna luego de haber sido víctima de la ocupación nazi durante su infancia, ella dedicaría el resto de su vida a ayudar a cientos de niños en situación de riesgo de las naciones más pobres. Ella trabajaría de manera incansable para la UNICEF en varios paises de Africa y el Sur de Asia, incluso durante sus últimos meses de vida. En el año 1992, el presidente George Bush le entregó la Medalla Presidencial de la Libertad, en reconocimiento por su trabajo en la UNICEF, y la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, le otorgó el premio Humanitario Jean Hersholt, por su contribución a la humanidad. Este último reconocimiento fue póstumo, por lo que su hijo aceptó el premio en su nombre. A fines de 1992, Audrey comenzó a sentir algunos dolores estomacales, los cuales se convirtieron en una rara forma de cáncer que se originó en su apéndice. Durante sus últimos días estuvo siempre acompañada por Robert Wolders, su pareja en ese entonces, con quien según la actriz, “vivió los nueve años más felices de su vida”. Ella fallecería el 20 de enero de 1993, a los 63 años de edad. Audrey Hepburn fue una extraordinaria mujer, una estupenda actriz, pero por sobretodo, un admirable ser humano. Sinónimo de elegancia, fue una bella mujer que gracias a su inteligencia y talento, logró construir una exitosa pero corta carrera, que la convertiría en un verdadero ícono del cine.
por Fantomas.
5 comentarios:
Un post muy interesante que a mi mujer, fan de Audrey, le ha encantado. Felicidades.
Saludos
Nos leemos
Exhaustivo artículo el que vuelves a regarlarnos. Bella actriz, sin duda. Aunque he de reconocer que siempre fue más de Ingrid Bergman.
Una lástima la prematura y dolorosa pérdida de Audrey.
Gran post...gran mujer...gran actriz!!
felicidades por el post
La más elegante, encantadora, solidaria... Vale. Pero ¿la más guapa? Pero si has publicado hoy un post sobre Gene Tierney !)
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