martes, 18 de agosto de 2009

Lucio Fulci: La violencia vista como arte.

Lucio Fulci nació el 17 de junio de 1927 en Roma, donde fue criado en el seno de una familia católica. Luego de estudiar medicina por un tiempo, Fulci eventualmente se convertiría en crítico de arte, antes de ingresar al Experimental Film Centre de Luchino Visconti, donde tendría como profesores a realizadores como Umberto Barbaro, Luigi Chiarini y Francesco Maselli. Para poder ingresar a la escuela, Fulci tuvo que pasar un examen oral, en el cual el mismo Visconti lo interrogaría acerca de variados aspectos de la industría cinematográfica. Una de las preguntas haría alusión al film de Visconti, “Obsession” (1943), el cual según Fulci, era una copia de uno de los trabajos del director Jean Renoir. Impresionado por la honestidad del joven, Visconti lo aceptó personalmente en su escuela. Fulci comenzaría su carrera cinematográfica como guionista del documental, “Pittori Italiano dei dopoguerra” (1948), antes de trabajar como asistente de director para Marcel L´Herbier en la cinta bíblica, “The Last Days of Pompeii” (1950). Durante este periodo de su carrera, Fulci trabajaría junto a renombrados directores como Federico Fellini, Roberto Rossellini y Mario Bava.

Fulci tendría su debut como director en la comedia, “The Thieves” (1959), donde trabajaría con el reconocido comediante italiano, Totó. La cinta resultó ser un completo fracaso. Muchos de sus primeros trabajos emplearían el humor slapstick, recurso habitual de las comedias italianas de la época. El primer gran éxito del director vendría de la mano del musical, “Jukebox Kids” (1959). Más allá de sus colaboraciones con Totó, Fulci trabajó con otros artístas italianos reconocidos, como por ejemplo la cantante pop Mina, en la comedia “Howlers of the Docks” (1960), y con Franco French y Ciccio Ingrassia con quienes filmó, “Two Foreign Legionnaries” (1962). Por lo general, muchas de sus comedias presentan elementos de otros géneros que el conocía de cerca. La mafia, protagonista de la cinta, “The Swindlers” (1963), es parodiada luego en “Two Escape from Sing-Sing” (1964); el agente James Bond se convertiría en el agente 002 en los films, “002 Most Secret Agents” (1964), y “002 Operation Moon” (1965). Por último, parodiaría al ejército en “How We Got Into Trouble With the Army” (1965), los cintas de robos de bancos en, “How We Robbed the Bank of Italy” (1966), y el tema del armamento atómico en, “How We Stole the Atomic Bomb” (1967).


Irónicamente el género del horror sería tratado en las últimas comedias de Fulci, primero en la comedia erótica, “The Eroticist” (1972), cinta repleta de monjas desnudas, temas religiosos y políticos; y en “Young Dracula” (1975), film acerca de un vampiro y sus intentos por sobrevivir en la era industrial. Antes de comenzar a revisar las obras de Fulci pertenecientes al género del horror, es correcto mencionar las incursiones en otros géneros del director. Fulci filmaría dos cintas del género fantástico; “Warriors of the Year 2072” (1984), y “Conquest” (1983); un par de westerns entre los que están “Tempo di massacro” (1966), “Desperate Men” (1969), “Four for the Apocalypse” (1975), y “They Died With Their Boots On” (1978); dos films cuyo tema central es la venganza y la vida salvaje: “Zanna Bianca” (1973), y “Il ritorno di Zanna Bianca” (1974); y finalmente el policial, “The Naples Connection” (1980). En cada una de estas películas, es común encontrar personajes algo caricaturescos, los cuales se desenvuelven en comunidades pobladas casi exclusivamente por hombres. Los mundos en que se desarrollan estos relatos tienden a ser poco realistas, dejando en evidencia la inclinación de Fulci por expresar sus ideas por medio de situaciones algo desorientadoras y oníricas, y por tomar géneros ya definidos y convertirlos en algo ambiguo y muy personal.

En 1969, Fulci haría su transición al género del thriller con la cinta, “Perversion Story”, la cual sería su primer gran éxito a nivel internacional. Filmada en los Estados Unidos, la película relata la historia de un hombre que es hallado culpable de asesinar a su mujer, siendo condenado a la silla eléctrica por un crimen que aparentemente no ha cometido. La cinta se acerca más al suspenso de Hitchcock, que al giallo de Mario Bava o Dario Argento, y tiende a enfocarse más en los métodos de investigación policial que en el crimen en sí. Su próximo trabajo, “A Lizard in a Woman´s Skin” (1971), sería la primera obra controversial de su carrera, debido a los efectos especiales realistas de Carlo Rambaldi. El film de Fulci fue acusado de presentar crueldad contra los animales, al punto de que Rambaldi tuvo que presentar pruebas ante un juez de que los perros destripados que aparecen en la cinta eran en verdad falsos. Durante este periodo, la crítica comenzaría a comparar a Fulci con Dario Argento. Mientras que Argento sería aclamado por la complejidad de sus historias y la cuidada fotografía de sus cintas, Fulci comenzaría a ser reconocido como un director extremadamente violento y confrontacional.

En 1972, dirigiría la aclamada, “Don´t Torture a Ducking”, el cual sería el primero de los trabajos del director en presentar su obsesión por identificar a las figuras religiosas como los responsables de actos de violencia desmedida. En esta ocasión, en un pequeño pueblo siciliano un criminal asesina solamente a niños. Los pueblerinos están furiosos y ansían hacer justicia como sea, mientras la desorientada policía busca infructuosamente al asesino. La historia presenta varias escenas controversiales, como la de la mujer que se desnuda para intentar seducir a un joven, o el violento final en el que el asesino se parte la cabeza en dos luego de caer por un risco. Debido a su abierta carga anticatólica, la película debió soportar una limitada distribución, llegando al punto que jamás se proyectó en los Estados Unidos. Luego realizar un pequeño paréntesis en el que filmaría un par de comedias y algunos spaghetti westerns, Fulci retornaría al género del giallo con, “Sette Note in Nero” (1977). El guión escrito por Fulci y Roberto Gianviti, fue criticado por los productores, Luigi y Aurelio de Laurentiis, quienes quedaron disconformes con el final de la historia. Luego de algunos cambios realizados por Dardano Sacchetti, la cinta se filmó sin inconvenientes. Lamentablemente, el film sería estrenado durante la época menos rentable de año, por lo que tendría pésimos resultados de taquilla. De todas formas, “Sette Note in Nero” es uno de los trabajos favoritos del mismo Fulci, junto con "Don´t Torture a Ducking”.

Poco tiempo después, Fulci fue contactado por el productor Fabrizio de Angelis, quien había visto “Sette Note in Nero”, y había quedado lo suficientemente impresionado como para contratarlo para su siguiente proyecto. Con el deseo de capitalizar la excesiva brutalidad existente tanto en el cine mondo como en las películas de caníbales, las cuales habían logrado un gran éxito en Italia durante los sesenta y los setenta, Fulci optó por tomar una historia que presentara muertos vivientes, y trasladarla a sus raíces vudú, dejando de lado la fórmula utilizada por George Romero en su “Night of the Living Dead” (1968). Más allá del hecho de que la cinta se tituló, “Zombi 2” (1979), con el objetivo de que el público la ligara al film de Romero, “Dawn of the Dead” (1978), que en Italia fue distribuida como “Zombie”, la película de Fulci poco comparte con el clásico de Romero. De hecho, el film de italiano es mucho más salvaje e inquietante, destancando dos escenas en particular que serían las más recordadas de esta película; la primera es la casi surrealista pelea acuática entre un zombie y un tiburón, y la segunda sería la brutal escena de la astilla en el ojo, a la cual se haría alusión en muchas de las obras posteriores del director.

“Zombie 2” marcó el inició de la que sería una exitosa sociedad entre Fulci y el experto en efectos especiales, Gianetto de Rossi. Desafortunadamente, de Rossi no estaría disponible para la que sería la próxima cinta de zombies de Fulci, la verdaderamente perturbadora, “City of the Living Dead” (1980), la que sería la primera entrada de su llamada “trilogía del infierno”. Aunque la película resulta incoherente, incomprensible y algo lánguida, Fulci logra fascinar al espectador por medio de imágenes surrealistas y violentamente cautivadoras, dejando de lado los diálogos y la lógica argumental. La trilogía se completaría por las igualmente potentes, “The Beyond” (1981) y “The House By the Cementery” (1981), las cuales serían consideradas por sus seguidores como dos de sus más grandes obras. Ya para ese entonces, las contribuciones de Fulci al género del horror habían provocado un profundo efecto en la industria italiana, viéndose reflejado en los trabajos de un buen número de directores, entre los que se encuentran Andrea Bianchi, Claudio Fragasso y Umberto Lenzi, entre otros, los que intentarían seguir los pasos de Fulci. El director por su parte, continuaría experimentando con otras materias, como los trabajos del escritor Edgar Allan Poe en la cinta, “The Black Cat” (1981). Este sería uno de los trabajos más convencionales de su carrera, al punto que ha sido objeto de debate entre sus fans más acérrimos.

Filmada en Nueva York y tomando elementos tanto del giallo como del slasher, “The New York Ripper” (1982), es otro ejemplo más de la inclinación del director por privilegiar el aspecto visual de sus trabajos, en este caso mostrando escenas de violencia gráfica en contra de mujeres, sacrificando con esto el desarrollo de personajes y la elaboración de una historia más sólida. En esta cinta, donde Fulci nuevamente trabajaría junto a Dardano Sacchetti, el director lleva la brutalidad y el sadismo a un nuevo nivel; el director no solo muestra como el asesino mutila los genitales de sus víctimas, sino que también incluye una escena de una cruenta violación. Uno de los aspectos que más llama la atención de la cinta, es la bizarra voz del asesino, la cual se asemeja a la de un pato. Aunque en el final del film, Fulci explica la razón de esto, la verdad es que parece algo forzada, aunque también este detalle puede ser visto como una forma de autorreferencialismo. En “Don´t Torture a Ducking”, una niña deficiente mental, siempre llevaba un muñeco del Pato Donald consigo. En “The New York Ripper”, la niña mutilada y enferma también posee un muñeco del Pato Donald. Este sería uno de los tantos guiños a su propia obra, que el director incluiría en el último periodo de su carrera.

“Manhattan Baby” (1982), marcaría el inicio de la caída de la carrera del director. Fulci realizaría esta cinta de mala gana, ya que estaba cansado del productor Fabrizio de Angelis, con quien había firmado un contrato de cinco películas en cinco años. “Cada film que hice ha sido producido por gente a la cual no le importaba un carajo el cine”, diría el mismo Fulci en relación a sus productores. El director había co-producido “The New York Ripper” con De Angelis, quien lo había hecho creer que el film había sido un fracaso internacionalmente, quedándose de esta forma con gran parte de las ganacias. Tras separarse de De Angelis y peliarse con Sacchetti, el director fue perdiendo a gran parte de sus colaboradores habituales, con quien había establecido un armonioso grupo de trabajo. Tras la mediocre “Manhattan Baby”, Fulci filmaría dos cintas del género fantástico; “Conquest” (1983) y “Warriors of the Year 2072” (1984), las cuales intentarían explotar sin éxito la popularidad de “Conan the Barbarian” (1982) y “Mad Max 2: The Road Warrior” (1981), respectivamente. En 1984, Fulci filmó “Murderock”, el cual inicialmente se había pensado como un interesante giallo acerca de una mujer que “inventa” la figura de un criminal para vengarse de una persona que la hirió en el pasado. Sin embargo, cuando el productor Augusto Caminito le obligó a introducir escenas musicales y una banda sonora realizada por Keith Emerson, el director no tuvo más remedio que ambientar la historia en una academia de baile moderno.

Tras pasar un año fuera del cine debido a su mala salud (sufrió una hepatitis viral que derivó en una cirrosis, además de someterse a una operación a corazón abierto), Fulci regresaría a la dirección con el thriller erótico, “Devil´s Honey” (1986). La historia de esta cinta es bastante bizarra; debido a que el Dr. Guido Domenici está teniendo problemas con su esposa debido a su impotencia, mata accidentalmente a un paciente que se estaba sometiendo a una intervención quirúrgica. Cecilia, la novia de la víctima, culpa al doctor por la muerte de su novio, por lo que lo rapta y lo somete a todo tipo de humillaciones. Entre ellos nacerá una relación sadomasoquista de amor/odio. Aunque la cinta es impactante y presenta algunos toques pseudo sobrenaturales, es vista como una obra menor del director, aunque es innegable el hecho de que se trata de una película bastante singular. Con “Aenigma” (1987), Fulci retornaría de lleno al horror sobrenatural y al gore, con una historia al más puro estilo de “Carrie” (1976). De todas formas, más allá de un par de escenas puntuales, este film es en general bastante mediocre.


Durante años, Fulci había planeado realizar una secuela de la exitosa “Zombie 2”, la cual quería filmar en 3D. Cuando en 1988 finalmente lo hizo (aparentemente solo se vió en 3D en Italia), el resultado fue terriblemente decepcionante. Filmada en las Filipinas, “Zombie 3” presenta una historia sumamente compleja y confusa, alejándose de los mejores trabajos del director. “Hice la película porque necesitaba el dinero....entonces y ahora, tengo que comer”, diría Fulci con respecto a esta cinta. Lamentablemente para el director, pese a las ganas que tenía de realizar este film, contó con un escasísimo presupuesto, con malos actores, y un guión escrito por Claudio Fragasso y su mujer, que copiaba descaradamente algunos elementos de películas exitosas del género. Consciente de todo esto, Fulci aceptó comenzar las filmaciones aún cuando su estado de salud era bastante delicado. Debido a sus constantes ausencias del set, Fulci se vió en la obligación de modificar el ya mediocre guión, para que cumpliera el plan de rodaje, cosa que finalmente no pudo realizar. Luego de cinco semanas en las cuales también surgieron algunos problemas con el equipo de producción, Fulci abandonó la dirección de la cinta, siendo reemplazado por Bruno Mattei y Claudio Fragasso. Las versiones acerca de que tanto del producto final es obra de Fulci varían según la persona a la que se le pregunta. Aunque uno no podría asegurar quien dice la verdad, lo que es evidente es que se nota el cambio de directores entre una escena y otra; mientras que por momentos los zombies se desplazan lentamente mirando hacia el suelo, en otras corren velozmente, dan puñetazos y portan machetes.

“Sodoma´s Ghosts” (1988), es recordadas como una de las peores cintas de Fulci, al punto que el mismo director reconoció abiertamente en su momento que era “una muy mala película”. La historia de un grupo de adolescentes de vacaciones que, luego de arrivar a un viejo castillo, son aterrorizados por los fantasmas de unos oficiales nazis asesinados mediante un bombardeo cuando disfrutaban de una orgía, pese a reunir algunas de las constantes del cine de Fulci, no logra salvarse de la más completa mediocridad. “Touch of Death” (1988) por otro lado, es una comedia negra con toques de gore, que si bien no alcanza el nivel de sus anteriores proyectos, si resulta ser una propuesta interesante, brutal y políticamente incorrecta. En 1989, Fulci filmaría dos cintas para la televisión italiana; “Sweet House of Horrors” y “The House of Clocks”. La primera, una historia de fantasmas que comienza de manera brutal para luego derivar en una especie de bizarro cuento de hadas, es una cinta más bien olvidable. “The House of Clocks” por otro lado, es algo mejor. La historia de tres jovenes delincuentes que roban y asesinan a una perversa pareja de ancianos y a su lúgubre jardinero en una apartada casa llena de relojes antiguos que poseen vida propia, mezcla de manera efectiva un humor negrísimo con un clima irreal, que a ratos recuerda la época dorada del director.

“Demonia” (1990), es una película más convencional dentro de los cánones del director. A pesar de tener un par de buenos momentos, este film parece ser un intento desesperado por parte de Fulci de recuperar la grandeza de sus anteriores obras. “A Cat in the Brain” (1990), a generado por años una bullada discusión entre los fanáticos del director. Para algunos, se trata de un clásico instantáneo, y una de las películas con más gore de Fulci. Para otros, es sencillamente una película patética. En ella, un director de cine de terror (el propio Lucio Fulci), sufre constantes y horripilantes alucinaciones, cuyo origen son las sangrientas películas que dirigió durante su carrera. Para volver a la cordura, recurre a un psiquiatra (David Thompson), el cual resulta ser un asesino serial que lo manipulará para sus propios fines. La polémica surge debido a que la mayoría de las escenas gore de la cinta, fueron recicladas de dos films anteriores de Fulci; “Sodoma´s Ghosts” y “Touch of Death”, y de una serie de cintas ultraviolentas que el director se encargó de presentar. Para quienes conocían la procedencia de las escenas (que ocupan más de la mitad del metraje), se sintieron estafados por el reciclaje descarado que había realizado Fulci. El resto de los espectadores, se dedicó a celebrar la participación del director como protagonista del film, además de la gran cantidad de escenas gore que conformaban la película.

“Voices From Beyond” (1991), es considerado como una de las cintas más oscuras de la carrera del director (lo que es mucho decir). Pareciera ser que Fulci, consciente de que su carrera se estaba terminando, decidió romper los pocos lazos que lo ataban a una filmografía minimamente comercial, realizando básicamente lo que se le pasaba por la cabeza en ese momento. La historia de un fantasma que vuelve del más allá para descubrir con la ayuda de su hija quien es el responsable de su muerte, está construida en base a una sucesión de escenas oníricas, no existiendo el más mínimo rastro de coherencia narrativa. Sin duda que “Voices From Beyond” es una de las películas más queridas y personales del director. Prueba de ello es que al final de esta aparezca su firma, junto con una dedicatoria a “mis pocos amigos de verdad, como Clive Barker y Claudio Carabba”. “Door to Silence” (1991), sería la última película de Fulci, y desgraciadamente una de las peores de su filmografía. Fulci consciente de lo pobre del producto, le insistió a su productor, Joe D´Amato que sería un fracaso y que era mejor no realizarla. Sin embargo, a D´Amato le gustaba la historia y decidió filmarla. Esta cinta, que ni siquiera parece una obra del director, fue un fracaso absoluto de taquilla y es visto como un triste final para la carrera de Fulci, quien merecía una mejor despedida.

En 1993, Fulci sufrió un accidente cuando filmaba una película para una compañia japonesa; su pie fue aplastado por un bote. Debido al accidente, el director permaneció tres años sin trabajar, de los cuales dos de ellos los pasó postrado en una silla de ruedas. Su diabetes crónica tampoco lo ayudaba mucho. Pese a no trabajar, comenzó a ganar cierto reconocimiento gracias a un gran número de convenciones en las cuales se repasaba su obra. En ese entonces, Fulci declararía ser “el único director redescubierto en vida” y reflexionaría amargamente sobre su obra: “los críticos llamaron a mi arte, mierda. Ahora llaman a mi mierda, arte”, reconociendo que en pocas de sus películas pudo plasmar lo que realmente quería, debido a los bajísimos presupuestos con los que trabajaba. En 1996, cuando se pensaba que el director regresaba de la mano de Dario Argento (ahora reconciliado con Fulci tras la rencilla por el título de "Zombie 2"), con la cinta “The Wax Mask” (1997), Fulci fallecería el 13 de marzo de ese año debido a una falla cardíaca gatillada por la diabetes que le aquejaba. Durante un tiempo se rumoreó que Fulci no se tomó intencionalmente la dosis de insulina que le correspondía antes de dormir, debido a unos problemas que surgieron durante la producción de la cinta.

Si bien el cine de Fulci por lo general le da poca importancia a las necesidades narrativas, al desarrollo de sus personajes, y a la resolución de sus tramas, el director supo construir un mundo propio en cada uno de sus trabajos, convirtiéndolos en experiencias únicas e irrepetibles. No deja de ser meritorio que el director se haya sobrepuesto a los escasos presupuestos y a una industría plagada de productores cuyo único objetivo era la retribución monetaria, importándoles poco y nada el concepto de cine como arte. Su obra, no exenta de altibajos, es apasionada, políticamente incorrecta, visualmente atrayente, y una oferta original dentro del tan explotado cine de terror. Cada film de Fulci es un pedazo de irrealidad, que invita al espectador a integrarse al surrealista mundo del realizador. Todo esto es el resultado del trabajo de un realizador que admitiría que “el cine es todo para mi. Me he dedicado a hacer películas. ¡Incluso las he devorado! Filmar es todo lo que he hecho. ¡Yo vivo en mis películas!”.




por Fantomas.

7 comentarios:

ffff dijo...

genio el Fulci, genio!

Crowley dijo...

De lo mejorcito de ese cine italiano de sangre y tripas. Capaz de lo mejor y de lo peor, pero siempre con espíritu e ilusión por lo que hacía.
Saludos

Don fofo dijo...

Fulci es el abuelo que todo niño quisiera tener.

Lengua Negra dijo...

Aupa Fulci! Qué tío más grande.

Deprisa dijo...

Un gran aplauso que el reportaje se lo merece.

Obliterator dijo...

Genial este director, el otro día ví the beyond haciendo una maratón lovecraftiana y me dejó impresionado por su gran calidad y atmósfera.

Gran reseña del difunto maestro del gore italiano.

Quimérico Inquilino dijo...

Pues sí, una gran reseña de este director de la casquería.
Tu último párrafo resume muy bien las constantes de Fulci: tosquedad narrativa aunque capaz de crearse un universo propio. Quizá por eso le perdonamos sus limitaciones más que a otros.

Un saludo

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