David Samuel “Sam” Peckinpah, nació el 21 de febrero de 1925 en Fresno, California. Durante su adolescencia faltaría mucho a clases debido a que prefería participar en algunas de las actividades que se practicaban en el rancho Denver Church, las que incluían aprender a disparar y a marcar ganado. También participaría en el equipo de fútbol americano de su colegio, antes de que sus padres terminaran enrolándolo en la Academia Militar San Rafael debido a sus frecuentes problemas disciplinarios. En 1943, Peckinpah se unió a los United States Marine Corps, y luego de dos años fue enviado a China con la tarea de desarmar a los soldados japoneses y repatriarlos tras el término de la Segunda Guerra Mundial. Aunque no participó directamente en combates armados, Peckinpah declaró haber sido testigo de numerosos actos de tortura y asesinato de civiles. Durante sus últimas semanas como Marine, él pidió ser dado de baja en Pekín para poder contraer matrimonio con una joven local. Lamentablemente, la chica rechazó su proposición. Hay algunas fuentes que señalan que esta experiencia afectó gravemente al futuro director, y que eventualmente terminó influenciando las descripciones de violencia en sus cintas.
Luego de retirarse del ejército, Peckinpah regresó a Los Ángeles donde ingresó a la Fresno State College, donde estudió historia. Mientras era un estudiante, conoció y contrajo matrimonio con su primera esposa, Marie Selland, en 1947. Fue ella quien introdujo a Peckinpah al teatro, donde no tardaría en mostrar su interés por la dirección. Durante su último año como estudiante, él adaptó y dirigió una versión de una hora de duración de la obra de Tennessee Williams, “The Glass Menagerie”. Luego de graduarse en 1948, Peckinpah comenzó a estudiar drama en la University of Southern California. Una vez que terminó sus estudios, él conseguiría un trabajo como utilero en la KLAC-TV, con la convicción de que la experiencia en televisión eventualmente lo llevaría a trabajar en el cine. En 1954, Peckinpah fue contratado como director de diálogos de la cinta “Riot in Cell Block 11” (1954), de Don Siegel. Más tarde Peckinpah trabajaría como asistente del director en cuatro cintas más entre las cuales se incluyen; “Private Hell 36” (1954), “An Annapolis Story” (1955), “Invasion of the Body Snatchers” (1956), y “Crime in the Streets” (1956). Pese a que Peckinpah desató una controversia que aludía a su participación en “Invasion of the Body Snatchers”, donde según él, había realizado una extensa reescritura del guión, su trabajo con Siegel le permitió construir una carrera como guionista y como potencial director.
Luego de retirarse del ejército, Peckinpah regresó a Los Ángeles donde ingresó a la Fresno State College, donde estudió historia. Mientras era un estudiante, conoció y contrajo matrimonio con su primera esposa, Marie Selland, en 1947. Fue ella quien introdujo a Peckinpah al teatro, donde no tardaría en mostrar su interés por la dirección. Durante su último año como estudiante, él adaptó y dirigió una versión de una hora de duración de la obra de Tennessee Williams, “The Glass Menagerie”. Luego de graduarse en 1948, Peckinpah comenzó a estudiar drama en la University of Southern California. Una vez que terminó sus estudios, él conseguiría un trabajo como utilero en la KLAC-TV, con la convicción de que la experiencia en televisión eventualmente lo llevaría a trabajar en el cine. En 1954, Peckinpah fue contratado como director de diálogos de la cinta “Riot in Cell Block 11” (1954), de Don Siegel. Más tarde Peckinpah trabajaría como asistente del director en cuatro cintas más entre las cuales se incluyen; “Private Hell 36” (1954), “An Annapolis Story” (1955), “Invasion of the Body Snatchers” (1956), y “Crime in the Streets” (1956). Pese a que Peckinpah desató una controversia que aludía a su participación en “Invasion of the Body Snatchers”, donde según él, había realizado una extensa reescritura del guión, su trabajo con Siegel le permitió construir una carrera como guionista y como potencial director.
Sería el mismo Siegel quien le recomendaría a Peckinpah que se dedicara a la confección de guiones de distintos westerns, en su mayoría televisivos, durante la segunda mitad de los cincuenta. Sería gracias a sus guiones que en 1958, conseguiría el puesto de director en uno de los episodios de la serie “Broken Arrow” (1956-60), y posteriormente en varios episodios de la serie “Klondike” (1960-61). Durante este periodo, Peckinpah sería el responsable del nacimiento de dos series de televisión; “The Rifleman” (1958-63), y “The Westerner” (1960). Desde 1959 a 1960, Peckinpah oficiaría como productor de “The Westerner”, además de escribir la mayoría de los guiones y dirigir cinco de los trece episodios que conformaron la serie. Luego de la cancelación del show, la estrella de este, Brian Keith, fue contratado para protagonizar el western “The Deadly Companions” (1961). Él no tardaría en sugerir a Peckinpah como director de la cinta, idea que al productor Charles B. Fitzsimons le pareció adecuada. Lamentablemente para el director, el productor no le permitió reescribir el guión ni editar el film, por lo que Peckinpah juró que nunca más dirigiría una cinta en la cual no tuviera el completo control del guión.
Para su segunda cinta, “Ride the High Country” (1962), Peckinpah realizó una minuciosa reescritura del guión, incluyendo algunas referencias de su infancia y de sus experiencias al interior del rancho Denver Church. Aunque la cinta no obtuvo mucho reconocimiento en los Estados Unidos, en Europa se convirtió en una producción exitosa, recibiendo diversos elogios de una buena cantidad de críticos internacionales que alababan esta suerte de renovación del género del western llevada a cabo por el director. El siguiente film de Peckinpah, “Major Dundee” (1965), fue la primera de las numerosas experiencias desafortunadas que vivió el director durante su incursión en los grandes estudios. El primer film serie A del director contó con un destacado elenco, entre los que se encontraban Charlton Heston, Richard Harris, y James Coburn, entre otros. Lamentablemente, las filmaciones comenzaron cuando el guión aún no estaba terminado, por lo que Peckinpah tuvo que enfrentar una serie de problemas. Intimidado por la importancia del proyecto, el director comenzó a emborracharse todos los días tras la jornada laboral. Él además despidió a lo menos a quince miembros del equipo de filmación, lo que obviamente no facilitó las cosas. Incluso llegó un punto en el que el calmado Heston, enfrentó enfurecido al director pidiéndole un mejor trato con el resto del elenco. La película terminó siendo un completo desastre, lo que terminó dañando la reputación del director.
Posteriormente Peckinpah fue contratado para dirigir “The Cincinnati Kid” (1965), un drama acerca de un prodigio del póker que se ve enfrentado a un jugador veterano en la ciudad de Nueva Orleans. Antes de que comenzaran las filmaciones, el productor Martin Ransohoff comenzó a recibir llamadas que hacían alusión a los problemas que tuvo el director durante la producción de “Major Dundee”. A esto se sumó la insistencia de Peckinpah por rodar la cinta en blanco y negro, con la esperanza de transformar el guión en algo completamente diferente. Luego de cuatro días de filmación, Ransohoff terminó despidiendo al director, el cual se vio desterrado de la industria durante un par de años. Afortunadamente para él, en 1966 el productor Daniel Melnick necesitaba a un guionista y a un director para adaptar la novela corta “Noon Wine”, de la escritora Katherine Anne Porter, al medio televisivo. Melnick, quien era un fanático del trabajo del Peckinpah, contrató al director pese a su fama de problemático. La adaptación de una hora de duración, terminaría siendo exhibida en el marco de la serie “ABC Stage 67”, en 1966. Dicho trabajo obtendría una nominación de la Writers Guild a la mejor adaptación televisiva y otra al mejor director. Hasta el día de hoy, “Noon Wine” es considerado como uno de los trabajos más personales del director.
El sorprendente éxito de “Noon Wine”, sentó las bases de lo que sería uno de los regresos más explosivos de la historia del cine. En 1967, los productores de la Warner Bros-Seven Arts, Kenneth Hyman y Phil Feldman, estaban interesados en contratar a Peckinpah para reescribir y dirigir la cinta de aventuras, “The Diamond Story”. Roy Sickner y Walon Green habían escrito un guión alternativo de esta historia llamado, “The Wild Bunch”. Este western sería seleccionado por los productores de la Warner para intentar vencer a la producción de la Fox, “Butch Cassidy and the Sundace Kid” (1969). Para el otoño de 1967, Peckinpah había reescrito el guión que se terminaría convirtiendo en “The Wild Bunch” (1969). Filmada en México, este épico trabajo del director retrató sus ansias por volver al cine, la violencia vista durante la guerra, y una realidad pocas veces vista en el género del western. Aunque muchos criticaron la excesiva violencia de la cinta, no fueron pocos los críticos que alabaron la originalidad y el rápido estilo de edición utilizado por Peckinpah en este film.
Para su segunda cinta, “Ride the High Country” (1962), Peckinpah realizó una minuciosa reescritura del guión, incluyendo algunas referencias de su infancia y de sus experiencias al interior del rancho Denver Church. Aunque la cinta no obtuvo mucho reconocimiento en los Estados Unidos, en Europa se convirtió en una producción exitosa, recibiendo diversos elogios de una buena cantidad de críticos internacionales que alababan esta suerte de renovación del género del western llevada a cabo por el director. El siguiente film de Peckinpah, “Major Dundee” (1965), fue la primera de las numerosas experiencias desafortunadas que vivió el director durante su incursión en los grandes estudios. El primer film serie A del director contó con un destacado elenco, entre los que se encontraban Charlton Heston, Richard Harris, y James Coburn, entre otros. Lamentablemente, las filmaciones comenzaron cuando el guión aún no estaba terminado, por lo que Peckinpah tuvo que enfrentar una serie de problemas. Intimidado por la importancia del proyecto, el director comenzó a emborracharse todos los días tras la jornada laboral. Él además despidió a lo menos a quince miembros del equipo de filmación, lo que obviamente no facilitó las cosas. Incluso llegó un punto en el que el calmado Heston, enfrentó enfurecido al director pidiéndole un mejor trato con el resto del elenco. La película terminó siendo un completo desastre, lo que terminó dañando la reputación del director.
Posteriormente Peckinpah fue contratado para dirigir “The Cincinnati Kid” (1965), un drama acerca de un prodigio del póker que se ve enfrentado a un jugador veterano en la ciudad de Nueva Orleans. Antes de que comenzaran las filmaciones, el productor Martin Ransohoff comenzó a recibir llamadas que hacían alusión a los problemas que tuvo el director durante la producción de “Major Dundee”. A esto se sumó la insistencia de Peckinpah por rodar la cinta en blanco y negro, con la esperanza de transformar el guión en algo completamente diferente. Luego de cuatro días de filmación, Ransohoff terminó despidiendo al director, el cual se vio desterrado de la industria durante un par de años. Afortunadamente para él, en 1966 el productor Daniel Melnick necesitaba a un guionista y a un director para adaptar la novela corta “Noon Wine”, de la escritora Katherine Anne Porter, al medio televisivo. Melnick, quien era un fanático del trabajo del Peckinpah, contrató al director pese a su fama de problemático. La adaptación de una hora de duración, terminaría siendo exhibida en el marco de la serie “ABC Stage 67”, en 1966. Dicho trabajo obtendría una nominación de la Writers Guild a la mejor adaptación televisiva y otra al mejor director. Hasta el día de hoy, “Noon Wine” es considerado como uno de los trabajos más personales del director.
El sorprendente éxito de “Noon Wine”, sentó las bases de lo que sería uno de los regresos más explosivos de la historia del cine. En 1967, los productores de la Warner Bros-Seven Arts, Kenneth Hyman y Phil Feldman, estaban interesados en contratar a Peckinpah para reescribir y dirigir la cinta de aventuras, “The Diamond Story”. Roy Sickner y Walon Green habían escrito un guión alternativo de esta historia llamado, “The Wild Bunch”. Este western sería seleccionado por los productores de la Warner para intentar vencer a la producción de la Fox, “Butch Cassidy and the Sundace Kid” (1969). Para el otoño de 1967, Peckinpah había reescrito el guión que se terminaría convirtiendo en “The Wild Bunch” (1969). Filmada en México, este épico trabajo del director retrató sus ansias por volver al cine, la violencia vista durante la guerra, y una realidad pocas veces vista en el género del western. Aunque muchos criticaron la excesiva violencia de la cinta, no fueron pocos los críticos que alabaron la originalidad y el rápido estilo de edición utilizado por Peckinpah en este film.
La siguiente cinta de Peckinpah sería el western “The Ballad of Cable Hogue” (1970). Utilizando prácticamente el mismo elenco, el film cubre tres años de la vida de un pequeño empresario llamado Cable Hogue (Jason Robards), el cual decide construir una fortuna gracias al agua que ha encontrado en el desierto. Filmada en el desierto de Nevada, la película tuvo una serie de problemas debido al mal clima. Peckinpah retomó su alcoholismo y terminó despidiendo a 36 miembros del equipo de filmación. El caótico proceso de filmación terminó de manera tardía, y se utilizó un presupuesto mayor al que se tenía planeado en un inicio. Los pésimos resultados de taquilla y los problemas ya mencionados, terminaron quebrando la unión comercial entre Peckinpah y la Warner-Seven Arts, y el director nuevamente vio como su carrera se venía abajo. Su controversia con la Warner limitó de inmediato las ofertas laborales del director. Peckinpah se vio forzado a emigrar a Inglaterra para dirigir “Straw Dogs” (1971), una de sus cintas más oscuras y perturbadoras.
Producida por Daniel Melnick, quien había trabajado anteriormente con el director en “Noon Wine”, la cinta se basó en la novela “The Siege at Trencher´s Farm”, del escritor Gordon Williams. Peckinpah, fiel a sus principios, reescribió por completo el guión de David Zelag Goodman, inspirado por los libros “African Genesis” y “The Territorial Imperative”, de Robert Ardrey, los cuales postulaban que el hombre era esencialmente un carnívoro que instintivamente batallaba por el control de su territorio. “Straw Dogs” dividió a la crítica, donde un grupo alababa la abierta confrontación del salvajismo humano, mientras que otros atacaban la misoginia y la celebración fascista de la violencia presente en el film. Pese a que su alcoholismo iba en ascenso y a su controversial reputación, Peckinpah logró una obtener una buena cantidad de trabajos durante esta etapa de su carrera. En mayo de 1971, retornó a los Estados Unidos para comenzar a trabajar en “Junior Bonner” (1972). El guión de Jeb Rosenbrook, que retrataba los constantes cambios en la sociedad y en los lazos familiares, llamó la atención del director. En parte, Peckinpah aceptó este proyecto con el objetivo de evitar ser encasillado como un director violento. Si bien “Junior Bonner” no logró buenos resultados de taquilla, con el tiempo terminó siendo considerado como uno de los trabajos más destacados del director.
Dolido por el fracaso de su trabajo más reciente, Peckinpah se reunió con Steve McQueen quien le presento un guión de Walter Hill titulado, “The Getaway” (1972). Tanto el director como McQueen necesitaban un éxito, por lo que rápidamente comenzaron a trabajar en la cinta en febrero de 1927. El único objetivo de Peckinpah con esta cinta era crear un thriller que lograra que el público apreciara su labor como director. El film, el cual está repleto de explosiones, persecuciones a alta velocidad e intensos tiroteos, se convirtió en el mayor éxito comercial del director recaudando alrededor de 25 millones de dólares. El año 1973 marcaría el principio de la etapa más difícil de la carrera y la vida de Sam Peckinpah. Mientras se encontraba filmando “The Getaway” en El Paso, Texas, el director cruzó la frontera con México y contrajo matrimonio con Joie Gould. Él había conocido a Gould en Inglaterra mientras filmaba “Straw Dogs”, y desde entonces ella se había convertido en su pareja y en parte de su equipo de filmación. La ingesta de alcohol del director se había incrementado de manera dramática durante la realización de “The Geteway”, al punto que él llegó a declarar; “no puedo dirigir cuando estoy sobrio”. Fue en ese momento que comenzó a tener ataques de ira, los cuales terminó desatando contra Gould. Luego de cuatro meses, ella regresó a Inglaterra y preparó los papeles de divorcio. Devastado por su nueva ruptura amorosa, Peckinpah cayó en un patrón autodestructivo marcado por un consumo de alcohol constante, que terminó desestabilizando su ya delicada salud.
Este era el decadente estilo de vida que llevaba el director cuando accedió a filmar “Pat Garrett and Billy the Kid” (1073), para la MGM. Peckinpah estaba convencido que este sería su mejor trabajo dentro del género del western. El guión que se le ofreció al director le daba la oportunidad de explorar algunos temas que llamaban su atención, como por ejemplo el de dos compañeros que se ven obligados a enfrentarse desde los lados opuestos de la ley, manipulados por intereses económicos. Fue por esta razón que el director reescribió el guión, estableciendo que Pat Garrett y Billy the Kid eran amigos, para así ubicarlos en medio de una tragedia épica. Desde un inicio, Peckinpah tuvo problemas con el presidente de la MGM, James Aubrey, conocido por ser el responsable de desmantelar la histórica compañía cinematográfica. Los numerosos problemas que vivió la producción, entre los que se encuentran un brote de influenza que afectó al equipo de filmación, algunos equipos defectuosos, y el alcoholismo de Peckinpah, dieron como resultado que esta fuera la producción más problemática de la carrera del director. Debido a que Peckinpah terminó excediéndose en el presupuesto, Aubrey redujo la cinta de 124 a 106 minutos lo que obviamente convirtió a “Pat Garrett and Billy the Kid” en un film desastroso e incoherente. Recién en 1988, cuando fue lanzada la versión del director, la cinta logró obtener el reconocimiento que se merecía.
Producida por Daniel Melnick, quien había trabajado anteriormente con el director en “Noon Wine”, la cinta se basó en la novela “The Siege at Trencher´s Farm”, del escritor Gordon Williams. Peckinpah, fiel a sus principios, reescribió por completo el guión de David Zelag Goodman, inspirado por los libros “African Genesis” y “The Territorial Imperative”, de Robert Ardrey, los cuales postulaban que el hombre era esencialmente un carnívoro que instintivamente batallaba por el control de su territorio. “Straw Dogs” dividió a la crítica, donde un grupo alababa la abierta confrontación del salvajismo humano, mientras que otros atacaban la misoginia y la celebración fascista de la violencia presente en el film. Pese a que su alcoholismo iba en ascenso y a su controversial reputación, Peckinpah logró una obtener una buena cantidad de trabajos durante esta etapa de su carrera. En mayo de 1971, retornó a los Estados Unidos para comenzar a trabajar en “Junior Bonner” (1972). El guión de Jeb Rosenbrook, que retrataba los constantes cambios en la sociedad y en los lazos familiares, llamó la atención del director. En parte, Peckinpah aceptó este proyecto con el objetivo de evitar ser encasillado como un director violento. Si bien “Junior Bonner” no logró buenos resultados de taquilla, con el tiempo terminó siendo considerado como uno de los trabajos más destacados del director.
Dolido por el fracaso de su trabajo más reciente, Peckinpah se reunió con Steve McQueen quien le presento un guión de Walter Hill titulado, “The Getaway” (1972). Tanto el director como McQueen necesitaban un éxito, por lo que rápidamente comenzaron a trabajar en la cinta en febrero de 1927. El único objetivo de Peckinpah con esta cinta era crear un thriller que lograra que el público apreciara su labor como director. El film, el cual está repleto de explosiones, persecuciones a alta velocidad e intensos tiroteos, se convirtió en el mayor éxito comercial del director recaudando alrededor de 25 millones de dólares. El año 1973 marcaría el principio de la etapa más difícil de la carrera y la vida de Sam Peckinpah. Mientras se encontraba filmando “The Getaway” en El Paso, Texas, el director cruzó la frontera con México y contrajo matrimonio con Joie Gould. Él había conocido a Gould en Inglaterra mientras filmaba “Straw Dogs”, y desde entonces ella se había convertido en su pareja y en parte de su equipo de filmación. La ingesta de alcohol del director se había incrementado de manera dramática durante la realización de “The Geteway”, al punto que él llegó a declarar; “no puedo dirigir cuando estoy sobrio”. Fue en ese momento que comenzó a tener ataques de ira, los cuales terminó desatando contra Gould. Luego de cuatro meses, ella regresó a Inglaterra y preparó los papeles de divorcio. Devastado por su nueva ruptura amorosa, Peckinpah cayó en un patrón autodestructivo marcado por un consumo de alcohol constante, que terminó desestabilizando su ya delicada salud.
Este era el decadente estilo de vida que llevaba el director cuando accedió a filmar “Pat Garrett and Billy the Kid” (1073), para la MGM. Peckinpah estaba convencido que este sería su mejor trabajo dentro del género del western. El guión que se le ofreció al director le daba la oportunidad de explorar algunos temas que llamaban su atención, como por ejemplo el de dos compañeros que se ven obligados a enfrentarse desde los lados opuestos de la ley, manipulados por intereses económicos. Fue por esta razón que el director reescribió el guión, estableciendo que Pat Garrett y Billy the Kid eran amigos, para así ubicarlos en medio de una tragedia épica. Desde un inicio, Peckinpah tuvo problemas con el presidente de la MGM, James Aubrey, conocido por ser el responsable de desmantelar la histórica compañía cinematográfica. Los numerosos problemas que vivió la producción, entre los que se encuentran un brote de influenza que afectó al equipo de filmación, algunos equipos defectuosos, y el alcoholismo de Peckinpah, dieron como resultado que esta fuera la producción más problemática de la carrera del director. Debido a que Peckinpah terminó excediéndose en el presupuesto, Aubrey redujo la cinta de 124 a 106 minutos lo que obviamente convirtió a “Pat Garrett and Billy the Kid” en un film desastroso e incoherente. Recién en 1988, cuando fue lanzada la versión del director, la cinta logró obtener el reconocimiento que se merecía.
Ante los ojos de sus admiradores, “Bring Me the Head of Alfredo García” (1974), es el último de los films notables del director. De hecho, Peckinpah declaró en una ocasión que esta había sido la única cinta que había salido como él quería. Fue él quien se encargó de escribir el guión con la ayuda de Frank Kowalski, Walter Kelley, y Gordon Dawson. El macabro drama que mezclaba acción, tragedia y comedia negra, fue señalado por muchos críticos como una de las peores cintas de todos los tiempos. Sin embargo, con el tiempo esta obra ha alcanzado el estatus de film de culto. Con su carrera cada vez más por el piso, Peckinpah filmó el thriller de espionaje “The Killer Elite” (1975), protagonizado por James Caan y Robert Duvall. Según el director, sería durante la filmación de esta película que comenzaría a consumir cocaína debido a la influencia de Caan y su círculo íntimo. Esto terminó incrementando su paranoia y deterioro su preocupación por los detalles. En esta ocasión, los productores se rehusaron a que Peckinpah reescribiera el guión. Frustrado, él se encerraba por largas horas en su trailer, dejando en mano de sus asistentes la dirección de algunas escenas. Incluso llegó a un punto en que debido a una sobredosis de cocaína, tuvo que ser llevado a un hospital donde le tuvieron que implantar un marcapasos.
Pese a todo, a Peckinpah le ofrecieron la dirección de “King Kong” (1976) y “Superman” (1978). Sorprendentemente, terminó rechazando ambas ofertas privilegiando un proyecto que se sumergía en los horrores de la Segunda Guerra Mundial. “Cross of Iron” (1977), sería filmada en la antigua Yugoslavia, y sería una producción de bajo presupuesto. Con el fin de poder contar con profesionales experimentados en su equipo de filmación, el director gastó cerca de $90.000 dólares de su propio bolsillo. Si bien no continuó abusando de la cocaína, Peckinpah si retornó a sus antiguos hábitos alcohólicos, lo que causó que su dirección fuera confusa y errática. La producción abruptamente quedó sin fondos, por lo que el director se vio obligado a improvisar la secuencia final, la cual fue filmada en un solo día. Pese a todo, “Cross of Iron” resultó ser un éxito en Europa, y es considerado como el último vestigio del talento del director. Con la esperanza de crear una cinta comercial, Peckinpah aceptó participar en “Convoy” (1978).
Pese a todo, a Peckinpah le ofrecieron la dirección de “King Kong” (1976) y “Superman” (1978). Sorprendentemente, terminó rechazando ambas ofertas privilegiando un proyecto que se sumergía en los horrores de la Segunda Guerra Mundial. “Cross of Iron” (1977), sería filmada en la antigua Yugoslavia, y sería una producción de bajo presupuesto. Con el fin de poder contar con profesionales experimentados en su equipo de filmación, el director gastó cerca de $90.000 dólares de su propio bolsillo. Si bien no continuó abusando de la cocaína, Peckinpah si retornó a sus antiguos hábitos alcohólicos, lo que causó que su dirección fuera confusa y errática. La producción abruptamente quedó sin fondos, por lo que el director se vio obligado a improvisar la secuencia final, la cual fue filmada en un solo día. Pese a todo, “Cross of Iron” resultó ser un éxito en Europa, y es considerado como el último vestigio del talento del director. Con la esperanza de crear una cinta comercial, Peckinpah aceptó participar en “Convoy” (1978).
Sus cercanos no ocultaron el asombro que les provocaba que el director hubiese aceptado participar en un proyecto tan mediocre. De hecho muchos pensaban que su decisión era el resultado de su vuelta al consumo de cocaína y a la ingesta continua de alcohol. Como era de esperarse, Peckinpah se preocupó de reescribir el guión escrito por B.W.L. Norton, y le solicitó a los actores que improvisaran algunas de sus líneas de diálogo. Esta sería otra de las producciones problemáticas del director. Debido a que su estado de salud comenzó a empeorar, la producción contrató a James Coburn para que ocupara el puesto de director de la segunda unidad. Aunque la película se terminó fuera de plazo y utilizó un presupuesto mayor al inicial, esta terminaría siendo la cinta más exitosa a nivel comercial del director, recaudando alrededor de 46 millones de dólares. Sin embargo, este film terminó por sepultar su reputación, por lo que por primera vez en casi una década, cuando Peckinpah terminó la filmación de la cinta, se encontró completamente desempleado. Durante los tres años siguientes, el director vivió una suerte de exilio cinematográfico. Pero durante el verano de 1981, su mentor Don Siegel le dio una oportunidad de regresar a la industria. Mientras filmaba “Jinxed!” (1982), Siegel le pidió a Peckinpah que se hiciera cargo por 12 días de la dirección de la segunda unidad. Peckinpah aceptó de inmediato, y eso eventualmente le terminó abriendo nuevamente las puertas de la industria al problemático director.
Para 1982 la salud de Peckinpah estaba en pésimas condiciones. Los productores Peter S. Davis y William N. Panzer, pensaron que el solo hecho de contar con el director en la cinta “The Osterman Weekend” (1983), le daría a esta un cierto aire de respetabilidad. Aunque Peckinpah aceptó el trabajo, en más de una ocasión declaró que odió el guión basado en la novela del mismo nombre del escritor Robert Ludlum. Para cuando terminaron las filmaciones en enero de 1983, Peckinpah y los productores habían cortado todo tipo de comunicación. De todas formas el director cumplió con los plazos acordados y entrego un film que si bien contiene algunas secuencias de acción efectivas y buenas actuaciones, terminó siendo destrozado por la crítica. El último trabajo de Peckinpah como director lo tomaría solo dos meses antes de su muerte. Él había sido contratado por el productor Martin Lewis para filmar dos videos musicales protagonizados por Julian Lennon; “Valotte” y “Too Late for Goodbyes”. Dichos videos serían alabados por la crítica, y lograrían una nominación en los MTV Video Music Awards de 1985.
Para 1982 la salud de Peckinpah estaba en pésimas condiciones. Los productores Peter S. Davis y William N. Panzer, pensaron que el solo hecho de contar con el director en la cinta “The Osterman Weekend” (1983), le daría a esta un cierto aire de respetabilidad. Aunque Peckinpah aceptó el trabajo, en más de una ocasión declaró que odió el guión basado en la novela del mismo nombre del escritor Robert Ludlum. Para cuando terminaron las filmaciones en enero de 1983, Peckinpah y los productores habían cortado todo tipo de comunicación. De todas formas el director cumplió con los plazos acordados y entrego un film que si bien contiene algunas secuencias de acción efectivas y buenas actuaciones, terminó siendo destrozado por la crítica. El último trabajo de Peckinpah como director lo tomaría solo dos meses antes de su muerte. Él había sido contratado por el productor Martin Lewis para filmar dos videos musicales protagonizados por Julian Lennon; “Valotte” y “Too Late for Goodbyes”. Dichos videos serían alabados por la crítica, y lograrían una nominación en los MTV Video Music Awards de 1985.
Durante gran parte de su vida adulta, Sam Peckinpah tuvo que lidiar con el alcoholismo, y más tarde con su adicción a las drogas. De acuerdo con algunos de sus cercanos, él también sufría una enfermedad mental, posiblemente un trastorno maniaco depresivo y paranoia. Se cree que sus problemas con el alcohol comenzaron durante su estadía en China, lugar donde frecuentemente era visto en las tabernas de Tientsin y Pekín. Luego de divorciarse de Selland, la madre de sus tres primeros hijos en 1960, él contraería matrimonio con la actriz mejicana Begoña Palacios en 1965, con quien tendría un hijo y mantendría una turbulenta relación. Peckinpah sentía una fascinación por las armas y por la violencia, la que finalmente terminó siendo reflejada en gran parte de sus trabajos. Más allá de sus arrebatos y sus problemas personales, Sam Peckinpah era un director al cual le apasionaba su trabajo, al punto que se preocupaba del más pequeño detalle. Sus cintas resultaron ser trabajos rupturistas, que hasta el día de hoy mantienen intacta su capacidad de sorprender e impactar al espectador por partes iguales. Peckinpah falleció el 28 de diciembre de 1984, debido a una falla cardiaca, cuando estaba preparando lo que sería su próximo proyecto, una cinta titulada “The Shotgunners” la cual contaba con un guión original de Stephen King.
por Fantomas.