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Posteriormente interpretaría el mismo papel en los teatros neoyorkinos, trabajando junto con la actriz Helen Hayes. La obra logró mantenerse en cartelera durante tres años con bastante éxito. Una vez que logró cimentar cierta reputación en el escenario teatral, Price obtuvo su primer rol cinematográfico en la comedia de la Universal, “Service de Luxe” (1938), del director Rowland V. Lee. Gracias a su trabajo en dicho film, rápidamente la crítica lo sindica como una de las grandes sorpresas de la temporada, augurando un futuro prometedor para el joven actor. En aquella época, Price aprovechaba sus tiempos libres para seguir trabajando en el teatro, destacándose por su papel de villano en la obra “Angel Street”, de Patrick Hamilton. Si bien durante las décadas del treinta y cuarenta el actor no logró ubicarse en lo más alto del mundo hollywoodense, si obtuvo una serie de interesantes papeles secundarios donde por lo general interpretaba a personajes históricos. Su primer coqueteo con el cine de terror lo tendría en las cintas de la Universal, “Tower of London” (1939), donde compartió roles con Basil Rathbone y Boris Karloff, y en el film “The Invisible Man Returns” (1940).
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Con el tiempo, a Price le comenzó a interesar el trabajo tras las cámaras, por lo que en 1951 firmó un contrato con la RKO como actor y director (Sin embargo, él jamás dirigiría un film). Durante la década de los cincuenta, el advenimiento de la televisión le cambiaría drásticamente el rostro a la industria cinematográfica, lo que permitió que el actor accediera a roles más diversos. Esto le abrió las puertas al cine de terror, obteniendo el rol protagónico en el film “House of Wax” (1953), el cual si bien presentaba una historia y una ambientación más bien clásica, obtuvo un gran éxito debido a que fue rodada en 3D. Esto enseguida situó a Price como uno de los actores de moda, y en un referente inmediato del cine de terror. Al año siguiente, el actor volvería a participar en un largometraje filmado en 3D titulado, “The Mad Magician” (1954), el cual obtuvo buenos resultados a nivel de taquilla, pero se presentaba como un film inferior a su anterior éxito. Durante gran parte de la década, Price se dedicó a interpretar diversos roles en varias series de televisión, y tan sólo al final de esta volvió de lleno al cine de terror y ciencia ficción en cintas como; “The Fly” (1958), “The Return of the Fly” (1959), “House on Haunted Hill” (1959) y “The Tingler” (1959). En estas dos últimas estaría bajo las órdenes del director William Castle, el llamado rey del “gimmick cinematográfico”.
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Más allá de este peculiar hecho, todo el ciclo de adaptaciones de Poe fue un éxito, y le permitió a Price demostrar su versatilidad como actor, ya que algunas de estas cintas estaban bastante ligadas al género de la comedia (es el caso de “The Comedy of Terrors” y “The Raven”). Además de exhibir su gran talento en la pantalla grande, Price aprovechaba cada ocasión que tenía para demostrar que también era un tipo divertido fuera de la pantalla. En una ocasión, reemplazo su propia figura de cera en un museo de Los Ángeles, con el fin de lanzarles agua con una jeringa a los visitantes. Con referencia esto, el actor recordaría en una entrevista: “Encuentro todo divertido, y creo que yo soy lo más divertido de todo. No significa que sea un comediante, pero cada vez que me tomo las cosas demasiado en serio me tengo que reír… eso me ayudó a lidiar con muchos de los horribles films en los que trabaje”. Y es que precisamente a Price le tocó participar en muchas películas mediocres, siempre por diversas razones, ya sea contractuales o financieras (“Confessions of an Opium Eater”, “Dr. Goldfoot and the Girl Bombs” y “House of a Thousand Dolls”, solo por nombrar algunas).
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Eventualmente, el actor se comenzaría a alejar de cine cuando se percató que la mayoría de los roles que le ofrecían eran burdos y sin sentido. Fue entonces cuando a petición del mismísimo Michael Jackson, Price prestó su voz para oficiar de narrador en el video musical de “Thriller”. Con respecto a esto, el actor recordaría en una entrevista; “Mis amigos pensaban que me había vuelto loco, pero a mí me encantan los experimentos”. Ese mismo año, participó como narrador en el cortometraje animado de Tim Burton, “Vincent” (1982), el cual en gran medida no es más que un homenaje del realizador a uno de los ídolos de su infancia. Al año siguiente, Price se reuniría con Christopher Lee, Peter Cushing y John Carradine, para filmar “House of Long Shadows” (1983), cinta que con los años cobraría importancia por reunir a cuatro grandes del cine de horror a nivel mundial. Curiosamente, uno de sus últimos roles importantes sería en el film de la Disney, “The Great Mouse Detective” (1986), donde le daría voz al profesor Ratigan. Ya para esta época, era más común ver a Price en el medio televisivo que el cinematográfico, llegando a participar incluso en algunos comerciales de una marca de cloro.
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De manera lamentable, en aquella época fueron muchos los medios de prensa que a la hora de tributar la figura de Vincent Price, solo se centraron en sus roles ligados al cine de terror, dejando de lado completamente su trabajo en el teatro, la radio y la televisión, entregándole a la gente una imagen distorsionada e incompleta de un artista polifacético. Price además de ser un gran actor que representó toda clase de papeles, era también un excelente cocinero, lo que lo llevó a publicar varios libros de cocina. A esto se le sumaba su inconfundible voz, que lo ayudó no solo a obtener diversos trabajos en la radio, sino que también le otorgó una estampa pocas veces vista en el cine. Pese a que en muchas ocasiones trabajó con consagradas estrellas del cine de terror como Boris Karloff, Peter Lorre y Basil Rathbone, entre otros, Price supo eclipsarlos y presentarse como la nueva estrella del género del horror. Fue de esta forma que el actor dejó para siempre plasmado en la mente de los cinéfilos sus 191 centímetros de altura, su porte severo, su fino bigote, su perversa y socarrona voz, y su timbre de voz grave. La vida y obra de Price bien pueden resumirse con una de sus frases más celebres: “A veces creo que personifico el inconsciente oscuro de la raza humana… Sé que suena mal… pero me encanta”.
por Fantomas.
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