Como muchos de sus compatriotas, Fukasaku encontró en el cine una vía de escape a la pobre calidad de vida existente en Japón tras la guerra. En 1949, inspirado por las cintas de Akira Kurosawa, y por las obras extranjeras que se abrieron paso en las salas de cine japonesas en aquella época como resultado de la ocupación norteamericana, él entraría a la escuela de cine de la Universidad Nihon, donde fundaría un club de cine junto a su amigo Koreyoshi Kurahara, quien posterioremente colaboraría con el en variados proyectos. En el año 1953, Fukasaku ingresaría a los estudios Toei como aprendiz, para finalmente tener su debut como director en el año 1961. Para probar su valía, primero dirigió un cuatro películas serie B, cada una de aproximadamente una hora de duración. Aunque estas producciones le sirvieron al director para prepararse de mejor manera para su primera cinta realmente importante, estos cuatro films resultan interesantes por un par de razones. Primero, el actor principal era un novato que también había debutado ese año, y que algún tiempo después se convertiría en una de las estrellas del cine de acción; el mítico Shinichi “Sonny” Chiba. La segunda y más importante razón, era que estas producciones eran dramas de acción contemporáneros. En aquel periodo, la Toei se especializaba en dramas de época, por lo que el cambio de escenario escogido por Fukasaku lo alejó de inmediato de lo hasta entonces establecido.
Las tramas y los escenarios no eran escogidos por accidente. Para Fukasaku eran la mejor forma de expresar la energía caótica existente en su país tras la guerra. Sus cintas no solo se convirtieron en la expresión de dicha energía, simbolizada a través de la acción, la violencia y la rebelión de sus personajes, sino que también expresaban su insatisfacción con las políticas de reconstrucción del gobierno, que en la década de los sesenta estaban en completo funcionamiento. Sus primeros trabajos, entre los que se encuentran los films “Greed in Broad Daylight” (1961) y “Wolves, Pigs and Men” (1964), están ambientados en diferentes barrios, donde sus protagonistas batallan entre sí por los saqueos que ejecutan, mientras los habitantes más humildes están destinados a ser meros espectadores o sencillamente a ser ignorados, siendo tratados de la misma forma que el gobierno progresista en la vida real. La cinta “The Breakup” (1967), se encarga de contrastar las poblaciones pobres situadas a un lado del río, con las relucientes plantas químicas situadas al otro lado.
Sus protagonistas solían ser personajes marginales, gente ignorada por la maquinaría económica. En “Greed in Broad Daylight”, los protagonistas son un variado grupo de personas que intentan apoderarse de un camión blindado, mientras que en “Call Me Blackmail!” (1968), los protagonistas son un grupo de jóvenes vándalos. A mediados de los sesenta, la Toei comenzó a explotar una fórmula más que probada en la que los yakuza son los principales protagonistas, género que fue conocido como ninkyô eiga. Ambientadas en el Japón antes de la guerra, los gangsters que protagonizaban dichas historias, eran hombres tradicionalistas que muchas veces se transformaban en la encarnación del valor y del honor. Como era de esperarse, Fukasaku hizo todo lo posible por moverse en otra dirección. Las motivaciones de los protagonistas de sus cintas poco tienen que ver con el honor. Es más, a principios de los setenta, los protagonista de Fukasaku parecían estar destinados al fracaso, la misería o la muerte.
Sería durante este periodo que Fukasaku terminaría siendo “prestado” por un tiempo a los estudios Shochiku (posiblemente porque la Toei no sabía que hacer con un director que no se lograba adaptar al género ninkyô eiga). Ahí filmaria las cintas “Black Lizard” (1968) y “Black Rose Mansion” (1969), ambos thrillers con muy poca conexión con sus trabajos previos. Dichas cintas se caracterizaban por presentar coloridos sets y vestuarios, y estar fuertemente influenciados por las obras del escritor Yukio Mishima. Curiosamente, sería gracias a “Black Lizard” y a un trío de cintas de ciencia ficción (las cuales estaban bastante alejadas de su registro), que Fukasaku comenzaría a ser conocido en norteamérica. Esto se debería en gran medida a que dichas producciones presentaban algunos actores norteamericanos, lo que ayudo enormemente al momento de ser distribuidas. Por ejemplo en “The Green Slime” (1968), participó Richard Jaeckel; en “Message from Space” (1978), Vic Morrow sería el co-protagonista; y en “Virus” (1980), actuaría Glenn Ford, Henry Silva y Robert Vaughn.
“The Green Slime”, “Black Lizard” y “Black Rose Mansion”, fueron filmadas durante el periodo que la Toei fijó toda su atención en las cintas ninkyô eiga. En dicho periodo, Fukasaku también participaría dirigiendo en compañia de Toshio Masusa (ambos llamados a reemplazar el puesto dejado por Akira Kurosawa), las secuencias japonesas de la co-producción americano-japonesa, “Tora! Tora! Tora!” (1970). Las otras dos películas de ciencia ficción del director, serian filmadas al momento que este intencionalmente buscaba alejarse por completo del género del los yakuza, el cual abandonó por completo a finales de los setenta, para dedicarse a filmar proyectos más comerciales y cuyos géneros resultaron ser más diversos. Sin embargo antes que eso sucediera, Fukasaku dedicó un tiempo a explotar el género desde un punto de vista diferente al resto de los directores.
A principios de los setenta, filmaría sus primeras dos producciones independientes; “If You Were Young: Rage” (1970) y “Under the Flag of the Rising Sun” (1972), las cuales no eran cintas del género aunque sus protagonistas seguirían los mismos pasos que sus colegas gangsters. , “If You Were Young: Rage”, cuenta la historia de un pequeño grupo de desempleados que deciden empezar su propio negocio, pero a medida que comienzan a tener dificultades, la camaradería comienza a acabarse, resultando en fricciones, peleas, y eventualemente muertes. “Under the Flag of the Rising Sun”, por su parte, es un poderoso drama antibélico, el cual se centra en los intentos fútiles de una viuda de guerra por lograr un pensión militar por parte del gobierno. Intentado armar un caso con el cual apelar, ella pronto descubrirá los horrores que vivió su marido en el campo de batalla, así como también se encontrará de frente con el verdadero rostro de la burocracía de su país.
Sin embargo, serían sus films de gangsters de aquel periodo los cuales mejor representarían las preocupaciones de Fukasaku, y las que al mismo tiempo marcarían el punto más alto de la carrera del director. “Street Mobster” (1972) y especialmente, “Battles Without Honor and Humanity” (1973), dejaban patente la frustación del director por la situación que se vivía en su país. Durante esa época, el lado oscuro del progreso económico del Japón salió a la luz, develando una serie de escándalos ambientales, resaltando el bullado desastre de Minamata el cual dejó alrededor de 900 muertos y más de 2000 afectados a causa del envenenamiento con mercurio. A esto se le sumaban los numerosos grupos terroristas organizados, una suerte de evolución de las protestas estudiantes de los sesenta. En este clima de insatisfacción, el género ninkyô eiga comenzó a verse algo pasado de moda. La noción de los gangsters como hombres honorables fue absolutamente destrozada con la salida de “Battles Without Honor and Humanity”. Ambas cintas presentaban a gangsters recién liberados de prisión, totalmente concientes de que el sistema había cambiado, donde las organizaciones criminales habían sido reemplazadas por corporaciones aparentemente respetables.
Tras el éxito comercial de “Battles Without Honor and Humanity”, el cual dio como resultado la salida de siete secuelas filmadas los tres años siguientes al estreno de la cinta original, Fukasaku sintió que había explotado todas las aristas posibles del género. Cuando parecía tomar el mismo rumbo que el de los protagonistas de sus películas, el director decidió dar las últimas dos furiosas estocadas al género con las cintas; “Graveyard of Honor” (1975) y “Cops vs Thugs” (1975). La primera sirvió para establecer que su exploración del mundo criminal comenzaba a cerrarse, mientras que la segunda apuntó a la corrupción reinante en el corazón del nuevo sistema de poder del Japón. Ambos films se encargan de establecer las conexiones existentes entre aquellos que aplican las leyes y el crimen organizado, sugiriendo que los intereses de ambos lados eran bastante similares.
El gran cambio del cine de Fukasaku llegaría en 1978 con el estreno de “Shogun´s Samurai”, siendo esta su primera incursión en el drama de época, género que curiosamente pareció evitar de manera inconsciente durante gran parte de su carrera. El adiós definitivo al cine de gangsters por parte de Fukasaku, coincidió en el colapso del sistema de los grandes estudios en Japón. A finales de los setenta, los presupuestos comenzarón a disminuir dramáticamente, lo que llevo a los directores a buscar financiamiento en otros medios, como las cadenas de televisión o las firmas publicitarias como Kadokawa, las cuales comenzarón a aventurarse en la producción de películas. Sería precisamente Kadokawa Production Company la encargada de producir algunos de los más grandes éxitos comerciales de Fukasaku durante los ochenta, incluyendo las cintas de ciencia ficción y fantasía “Virus”, “Samurai Reincarnation” (1982) y “Legend of Eight Samurai” (1983), así como el melodrama “Fall Guy” (1982).
Tras más de una década dirigiendo un éxito tras otro, Fukasaku comenzó a disminuir su cantidad de trabajo. Durante la segunda mitad de los ochenta solo filmaría cuatro cintas, las cuales no resultaron ser muy relevantes. Recién en el año 1992 con el film de acción, “Triple Cross”, Fukasaku demostraría que su espíritu de lucha aún no había desaparecido por completo. Dicha cinta revitalizó al director, logrando que sus trabajos siguientes mostraran ciertos elementos presentes en sus obras más destacadas. “Crest of Betrayal” (1994), fue realizada para celebrar los cien años de vida del estudio Shochiku, y sirvió para demostrar nuevamente la inclinación del director por reescribir la historia, y exhibir aquellos elementos que normalmente quedaban estancados en la total oscuridad. En 1999, Fukasaku volvería al Japón postguerra con “The Geisha House”, un retrato de un grupo de geishas de la década de los cincuenta, cuyas profesiones y tradiciones son amenazadas por las nuevas normas anti-prostitución reinantes.
Para sorpresa de todos, dos años más tarde incursionaría en el mundo de los videojuegos, como director de algunas de las secuencia del juego de la Capcom, “Clocktower 3”, un relato gótico de fantasmas y demonios ambientado en el Londrés victoriano. Sería el año 2000 donde Fukasaku vería finalmente reconocida su obra a nivel internacional, gracias a la primera retrospectiva de su trabajo en el festival de cine de Rotterdam. Otros paises como Inglaterra, Alemania, Estados Unidos y Francia, seguirían su ejemplo con similares retrospectivas. Mientras estos eventos eran llevados a cabo, el director terminaría el film que finalmente le daría fama a nivel mundial. “Battle Royale” (2000), sería una cinta no exenta de controversias, la cual vendría a expresar ese odio hacia los adultos que experimento durante la guerra. La historia de un grupo de escolares que son enviados a una isla por el gobierno para que se asesinen los unos con los otros, con el fin de evitar los disturbios iniciados por los jóvenes, causó todo un debate parlamentario. Incluso se intentó censurar la película debido al temor de que la violencia que presenta la historia, influenciara de alguna manera a los más jóvenes.
“Battle Royale” sería la última película que completaría el director. A finales del año 2002, mientras anunciaba el rodaje de una secuela, Fukasaku declaró que estaba batallando con un cáncer en una etapa bastante avanzada, pero que se sometería a tratamiento médico con tal de terminar su último proyecto. Desafortunadamente, poco después de que comenzaran las filmaciones, él colapsó en el set, siendo llevado al hospital donde poco después fallecería. Kinji Fukasaku perdería su batalla final el día 12 de enero del 2003, a los 72 años. La importancia del trabajo de Kinji Fukasaku dentro del cine japones contemporáneo es inconmensurable. Su alejamiento del ninkyô eiga bien podría ser considerado como el punto de partida del cine contemporáneo japonés, donde las miradas tradicionalistas son cambiadas por una visión más crítica del presente vivido en la sociedad. Desde “Greed in Broad Daylight”, hasta “Battle Royale”, el director supo exponer su particular punto de vista, el cual sería una fuente de inspiración para muchos de los directores japoneses actuales.
por Fantomas.
2 comentarios:
WOW que reseña más enorme y detallada, muchísimas felicitaciones. Ante todo debo mencionar que tu blog se dedica al cine de una manera más histórica y compleja, lo que es totalmente admirable. En cuanto a esta reseña te confieso, soy un total ignorante frente al trabajo del señor Kinji Fukasaku (Q.E.P.D), lo único que conozco es su arrolladora y cruel adaptación de Battle Royale, me encantó, de nuevo felicitaciones por tu blog y articulo presente
Ahora si me hice un tiempo para leer este post!!!!!!!!
Que tan largo como interesante!!!!!!!
Primeramente, felicitaciones por tan completo post!!!!!!!!!
Luego decirte, que nunca he visto sus peliculas, sin embargo me suenan mucho algunos titulos.
Me dieron ganas de ver principalmente, estas dos producciones que nombras como las mas independientes: “If You Were Young: Rage” (1970) y “Under the Flag of the Rising Sun” (1972). Sobre todo la segunda, que da la sensacion de acercarse más al drama, y toca temas de dentro de la guerra como de fuera. Si es que hay un fuera, no?
Y todo esto da a refleccionar mucho, en que cómo nuestras vivencias influyen en nuestro trabajo, como el arte se basa en "lo que necesitamos decir" y cuanto hay de catarsis, sumado a una gran necesidad de comunicar, claro esta, lo que uno vivió, aprendió, sufrió, y lo que se siente. Y cuanto sirve al espectador, que ve en el trabajo de otro, algo que uno mismo a veces quiere decir, no solo en el cine sino en todas las artes. Comunicar, de eso se trata, y aquellas personas que tuvieron mucho que decir, que sintieron de verdad lo que decian, son los que hicieron grandes obras.
Buenisimo post!!!!!!!!
SALUDOS!!!!!!!!
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