viernes, 13 de noviembre de 2009

Series de Televisión: "The Incredible Hulk", las aventuras del gran monstruo verde.

“The Incredible Hulk” (1978-82), fue una popular serie de televisión la cual fue transmitida por la CBS desde 1978 hasta 1982. Esta estaba basada en la historieta del mismo nombre publicada por la Marvel Comics, la cual se centraba en la historia de Bruce Banner, un científico el cual durante una de sus investigaciones se vio sometido a una sobreexposición de radiación gamma mientras intentaba salvar a un adolescente que se adentró en la zona de pruebas nucleares en la que él trabajaba. En la primeras historietas, Banner sólo se convertía en Hulk cuando salía la luna pero, conforme fue avanzando la serie, sus trasformaciones se debían principalmente a estados de furia, excitación y miedo, lo que lo convertía en un ser monstruoso dotado de una fuerza bastante superior a la de un humano, capaz de dar saltos de varios cientos de metros, aguantar la respiración debajo del agua y en el espacio. Su cuerpo, dependiendo de las necesidades, puede mutar para adaptarse a las situaciones nuevas y aguantar el disparo de un misil en su pecho. Además, es perseguido y acosado en todo momento por el ejército.

La serie de historietas “The Incredible Hulk”, fue publicada por primera vez en 1962, logrando una pobre recepción por lo que fue cancelada luego de solo seis ediciones. Sin embargo, Hulk comenzaría a aparecer en otras series de la Marvel, lo que sirvió para que el personaje adquiriera un nuevo nivel de popularidad. Hulk y sus aventuras pronto pasarían a formar parte de la historieta, “Tales To Astonish”, en la cual aparecían otros personajes populares de la Marvel como por ejemplo el Hombre Gigante. Debido al marcado interés que los lectores comenzaron a demostrar por las aventuras de Hulk, el personaje eventualmente volvería a protagonizar su propia serie de historietas a fines de los sesenta, cuando “Tales To Astonish” pasó a llamarse “The Incredible Hulk”. En 1977, la Marvel entraba al mundo de la televisión de la mano de la cadena CBS. Spider-Man, el Dr. Extraño, y el Capitán América ya habían sido los protagonistas de cinco telefilmes cuyo éxito había sido bastante dispar. Pese a esto, la CBS compró los derechos de “The Incredible Hulk” con la intención de que el gran monstruo verde realizara su debut televisivo. Para dicha misión, contratarían al veterano productor de televisión, Kenneth Johnson, quien ya había estado a cargo de los guiones de “The Six Million Dollar Man” (1974-78), y había producido la serie, “The Bionic Woman” (1976-78).


Johnson sabía que si quería que un show acerca de un hombre que se transforma en un monstruo gigante de color verde, sobreviviera en el competitivo horario prime, tendría que realizarle algunos cambios importantes a la historia. Johnson deseaba que la serie le resultara atractiva tanto a los adultos como a los niños, por lo que muchos de los seguidores de los cómics se sorprendieron al ver los cambios realizados por el productor. Primero, el nombre de Bruce Banner sería cambiado a David Banner, porque no quería que la serie fuera percibida como una simple adaptación de una historieta, y porque supuestamente los ejecutivos de la cadena pensaban que Bruce era un nombre que sonaba algo “homosexual”. Otro cambio realizado por Johnson consistió en que mientras en el cómic Banner conseguía sus poderes tras estar expuesto a la radiación provocada por la explosión de un misil nuclear, en la serie Banner se ve expuesto a la radiación tras experimentar con los efectos de la adrenalina en el cuerpo humano, investigación con la cual se obsesiona luego de no poder salvar a su esposa cuando esta sufrió un accidente automovilístico. El antagonista de la historia también sería reemplazado. En el cómic, Banner y su alter ego verde eran perseguidos por otros seres con súper poderes y por el ejército de los Estados Unidos. En la serie de televisión, la némesis de Hulk era un reportero que estaba empecinado en convencer al mundo que la criatura estaba causando caos y destrucción, con el fin de revivir su carrera. Tomando como referencia el personaje de Javert de la obra de Victor Hugo, “Les Miserables”, Jack McGee (Jack Colvin) se dedicaría a perseguir a David Banner durante todo el transcurso de la serie.

Hulk solo sería visto por algunos minutos durante cada uno de los episodios de la serie, mientras que el resto del tiempo la historia se centraría en Banner y sus intentos por resolver el dilema en el que se ve involucrado, al mismo tiempo que intenta desesperadamente controlar sus transformaciones. A diferencia del personaje del cómic, el Hulk televisivo nunca habla y era un poco más vulnerable a los ataques de sus enemigos. Por ejemplo, mientras que el Hulk del cómic era capaz de resistir proyectiles de tanques, su versión televisiva podía resultar herido por balas, cuchillos y otras armas. En cuanto al elenco de la serie, Johnson contrató en seguida a Bill Bixby para el rol del Dr. David Banner. Bixby era un veterano actor que había aparecido en numerosas cintas y series de televisión. El rol de Jack McGee fue interpretado por Jack Colvin, quien también era un experimentado actor. Lo más complicado sería encontrar a un actor lo suficientemente grande como para interpretar el rol del iracundo monstruo. Inicialmente, Richard Kiel (el actor encargado de interpretar a “Jaws” en las cintas de James Bond) había sido seleccionado para interpretar a Hulk, pero tras solo unas pocas semanas de grabación fue despedido debido a que no era lo suficientemente imponente como para lograr el efecto deseado.

Johnson finalmente encontraría a su criatura en la forma del físicoculturista Lou Ferrigno. Debido a su imponente apariencia, él parecía ser la elección perfecta para el rol. Ferrigno había logrado una fama considerable gracias a sus victorias en varias competiciones de físicoculturismo, lo cual lo llevó a protagonizar junto a Arnold Schwarzenneger (quien no logró el papel de Hulk por ser “demasiado bajo”) el documental, “Pumping Iron” (1977). En noviembre de 1977, el telefilme de dos horas de duración, “The Incredible Hulk”, fue estrenado en la televisión norteamericana. Los espectadores de inmediato se sintieron cautivados por la historia de David Banner y sus intentos desesperados por lograr controlar su desorbitada adrenalina. La crítica esperaba que el telefilme mostrara algo similar a lo visto en la clásica serie “Batman” (1966-68), por lo que se mostraron gratamente sorprendidos por la sofisticación que presentaba la cinta. Esta no solo recibió buenas críticas, sino que resultó ser todo un éxito de taquilla cuando fue estrenada en algunas salas de cine alrededor del mundo. El final abierto del film, sugería que David Banner retornaría pronto a la pantalla.

Tres semanas después, Bixby estaba de regreso en un segundo telefilme titulado, “The Return of the Incredible Hulk” (1977). Dado por muerto y buscando una cura para su aflicción, Banner de pronto se ve involucrado en el asesinato de una joven heredera. Aunque no mostraba la misma calidad del piloto, este film de dos horas de duración presentaba la relación dicotómica del protagonista que terminó siendo la base temática del show: la compasión de David solo se podía comparar con el enorme poder de su bestia interior. En la primavera de 1978, “The Incredible Hulk” comenzó a ser formalmente emitida como una serie semanal de una hora de duración. Durante los veinte episodios que conformaron la primera temporada, David y el Hulk evitaban a Jack McGee mientras lidiaban con los problemas producidos por potentes terremotos, gorilas salvajes, mafiosos, expertos en karate, y ladrones de joyas, entre otras cosas.

La serie volvería para una segunda temporada en septiembre de 1978. El primer episodio de dicha temporada, “Married”, nos presentaba a Banner casado con una psicóloga con una enfermedad terminal, interpretada por Mariette Hartley. La actuación de Hartley en la serie le valió un premio Emmy a la mejor actriz, marcando un hito histórico en la televisión al ser la primera vez que una serie de ciencia ficción obtenía un Emmy por una razón diferente a sus logros técnicos. La segunda temporada continuó con la fórmula ya conocida por los fanáticos (donde David se transformaba dos veces durante la hora de duración de los episodios), pero comenzó a abarcar algunos temas sociales como el alcoholismo, el abuso de menores, las enfermedades mentales y la depresión. La serie además tomó una nueva dirección cuando Jack McGee se entera que Hulk logra escapar de sus captores transformándose nuevamente en humano, mezclándose de esta forma entre la multitud.

Durante la tercera temporada, la cual comenzó en septiembre de 1979, Jack McGee se muestra más interesado que nunca en conocer la verdadera identidad de “John Doe”, el nombre que él le da al hombre que se transforma en la criatura. Por esta razón, a David cada vez se la haría más difícil evadir a McGee en su escape a través del país. En “Behind the Wheel” por ejemplo, David se lleva una desagradable sorpresa cuando Jack McGee se sube al taxi que él estaba manejando, mientras que en “Equinox”, un disfrazado Banner se encuentra arrinconado por McGee en un baile de máscaras. Uno de los mejores episodios de la tercera temporada sería “Homecoming”, en el cual un solitario Banner decide visitar a su padre y a su hermana durante día de Acción de Gracias. Sin embargo, el episodio que sin duda dejaría una marca sería “The Psychic”, no necesariamente por su contenido, sino que por los hechos que rodearon la realización del mismo. Dicho episodio estuvo co-protagonizado por Brenda Benet, quien en ese entonces era la esposa de Bixby. En la época que se filmó el capítulo, el matrimonio de la pareja de actores estaba atravesando serios problemas, lo que terminó desencadenando un complejo divorcio. Mientras las dos partes discutían el tema de la custodia de su hijo Christopher, este murió trágicamente en la sala de espera de un hospital. La tragedia continuaría para Bixby cuando Benet, al no poder superar la perdida de su hijo, terminó suicidándose en 1982.

Mientras que Johnson estaba realizando los preparativos para filmar la cuarta temporada de “The Incredible Hulk”, la CBS estaba atravesando por una serie de cambios en su plana ejecutiva, y por ende en sus políticas administrativas. Desesperados por reducir algunos costos, la cadena comenzó a reducir los presupuestos de varias de las serie de televisión. Debido al altísimo presupuesto que necesitaba su realización, “The Incredible Hulk” fue una de las primeras series que se vio afectada por esta nueva medida. Johnson y el productor ejecutivo Nicholas Corea hicieron todo lo posible por mantener su presupuesto intacto. Aunque eventualmente lograrían su objetivo, dicho movimiento terminaría creándole problemas a la costosa serie. La cuarta temporada comenzó con un episodio de dos partes en el cual Banner se ve atrapado en una transformación intermedia entre su forma humana y Hulk, luego de que un meteorito se estrella en la Tierra. El ejército termina capturando a Hulk, a quien confunden con un alienígena, lo que prepara el camino para su espectacular escape desde una base militar. La cuarta temporada a diferencia de las temporadas anteriores, presentaba algunos episodios bastante interesantes, los que eran mezclados con otros que dejaban bastante que desear. Algunos episodios destacados de esta temporada serían “An Interview With the Hulk”, en el cual Banner termina contándole su fantástica historia a un reportero interpretado por Michael Conrad; y “The First”, en el cual el protagonista casi logra librarse de su maldición tras encontrarse con un hombre al cual le había sucedido lo mismo que a él, y que había logrado curarse de la aflicción. Lamentablemente para Banner, las ansias de poder del otro hombre terminan destruyendo la fórmula que pudo haberlo curado para siempre.

El elenco y el equipo de producción ya había comenzado a trabajar en la quinta temporada de la serie, cuando el encargado de programación de la CBS, Harvey Shepherd, los sorprendió a todos con una noticia inesperada; pese a mantener excelentes niveles de audiencia, “The Incredible Hulk” sería cancelada de forma inmediata. Más tarde, Johnson declararía que a Shepherd no le gustaba la serie, y que consideraba que la historia ya estaba bastante gastada. La noticia fue recibida tan de improviso, que Johnson y Corea no pudieron filmar el final de dos horas que tenían planeado. De esta forma, el proceso de producción finalizó oficialmente en el verano de 1981. Sin embargo, como los espectadores esperaban ver una quinta temporada de “The Incredible Hulk”, la CBS transmitió los siete episodios que alcanzaron a ser filmados antes de la cancelación de la serie. Es evidente que la quinta y última temporada fue la más mediocre de todas. La mayoría de los nuevos episodios eran sencillamente malos, siendo “Veterans” y “Two Godmothers” los únicos dos capítulos que se salvarían del completo desastre. Lo peor de todo, es que el último episodio titulado, “A Minor Problem”, no proporcionaba cierre alguno a la historia que había sido transmitida durante cinco años.

Cuando el show terminó, los miembros del elenco y del equipo de filmación tomaron distintos caminos. Johnson pasó a ser el cerebro tras de la serie de televisión “Alien Nation” (1989-90). Bixby protagonizó la serie “Goodnight Beamtown” (1983), junto a Mariette Hartley, además de participar en algunos comerciales antes de comenzar a trabajar detrás de las cámaras como director. Ferrigno continuó con su carrera como físicoculturista al mismo tiempo que protagonizaba cintas de bajo presupuesto. A fines de los ochenta surgió una oleada de telefilmes que tenían por objetivo reunir a las estrellas de antiguas series de televisión. En 1988, Bixby, Ferrigno, Colvin y Corea trabajarían juntos nuevamente en, “The Incredible Hulk Returns”, una cinta de dos horas para la NBC. En este film nos encontramos con que David Banner se encuentra trabajando en un instituto, que lleva dos años sin transformarse en el Hulk, que además está cerca de completar una máquina que logrará curarlo definitivamente, y que tiene una relación sentimental estable. Su ahora apacible vida se verá amenazada con la llegada de un viejo alumno suyo que presenta una aflicción similar; el alter ego de este personaje, es nada menos que Thor, otro personaje sacado directamente de la Marvel Comics. Eventualmente, el Hulk surgirá nuevamente cuando una organización criminal intente robar el invento de Banner, lo que lo obligará a emprender una nueva huída.

Aunque presenta un buen número de falencias, “The Incredible Hulk Returns”, fue un éxito de sintonía. Debido a esto, la NBC firmó un contrato con la Marvel para producir más películas de Hulk, que además presentarían a otros personajes de la compañía. Un año después, en “The Trial of the Incredible Hulk” (1989), vemos como David Banner logra asentarse en una ciudad controlada por un influyente líder de la mafia llamado Wilson Fisk (el cual es conocido como el Kingpin por los fans de la Marvel). Cuando Banner intenta salvar a una joven mujer de los ataques de los hombres de Fisk, la criatura aparece y posteriormente David termina siendo encarcelado por los crímenes causados por los mafiosos. Estando en prisión, Banner es contactado por Matt Murdock, un abogado ciego que lucha contra el crimen utilizando el nombre de Daredevil. Es así como Banner y Murdock unirán sus fuerzas en la lucha contra Fisk. Al igual que su predecesora, “The Trial of the Incredible Hulk”, logro altos ratings de audiencia pese a no ser una gran cinta. Al año siguiente, sería estrenada la última aventura de David Banner cuyo título sería, “The Death of the Incredible Hulk” (1990). En dicha cinta, David Banner finalmente fallecía intentado salvar a un científico y su esposa, los cuales previamente había intentando ayudar al protagonista a solucionar su problema.

Sin lugar a dudas, “The Death of the Incredible Hulk” sería la mejor de las tres cintas realizadas tras la cancelación de la serie. Pese a que parecía que Hulk no volvería a aparecer en televisión, Gerald DiPego ya había comenzado a trabajar en el guión de “The Rebirth of the Incredible Hulk”. Lamentablemente, dicha cinta jamás sería realizada ya que tras batallar contra el cáncer, Bill Bixby fallecería en 1993. Con su muerte, finalmente se cerró la saga de “T he Incredible Hulk” iniciada a fines de los setenta por Kenneth Johnson. “The Incredible Hulk” es una de las mejores adaptaciones de una historieta que ha pasado por la pantalla chica. A partir de una premisa más bien simple, Johnson logró construir una serie sofisticada que mezclaba drama, suspenso y acción. Como olvidar la melancólica música compuesta por Joe Harnell que acompañaba a Banner al final de cada episodio, mientras este emprendía su camino a una nueva ciudad en la que ojala pudiera vivir en paz. Afortunadamente, en la actualidad la serie en su totalidad se encuentra editada en Dvd, y algunos canales de televisión la siguen transmitiendo, otorgándonos la posibilidad de disfrutar nuevamente de este gran clásico de la ciencia ficción televisiva.



por Fantomas.

martes, 10 de noviembre de 2009

Olivia de Havilland: Una actriz que se atrevió a enfrentar a los grandes estudios.

Olivia Mary de Havilland nació el 4 de julio de 1916, en Tokio, Japón. Su madre, Lilian Ruse, era una estudiante de música inglesa a la cual en el verano de 1907, le ofrecieron un puesto como profesora de canto coral en la Waseda University de Tokio. Sería en aquella ciudad donde conocería a Walter de Havilland, un exitoso abogado inglés, con quien luego contraería matrimonio. Cuando Olivia tenía dos años, sus padres se divorciaron por lo que se mudó junto a su madre y a su hermana Joan, a Saratoga, California. Poco después de su divorcio de Walter, Lilian se casó con un empresario de San Jose llamado George Fontaine. Durante su época como estudiante, Oliva se destacó por sus buenos resultados académicos y por estar involucrada en variadas actividades que incluían estar a cargo de la edición de periódico estudiantil, y participar en algunas compañías teatrales locales. Luego de graduarse del colegio, Olivia comenzó a prepararse para asistir al Mills Collage, cuando supo que el director Max Reinhardt estaba planeando realizar una producción al aire libre de la obra, “A Midsummer Nights Dream”. Durante los ensayos de la obra, Henry Blande, un productor de la Warner Bros que estaba preparando la adaptación cinematográfica de la obra, se fijó en la joven actriz, y tras realizarle una prueba de cámara terminó ligando a De Havilland por siete años con el estudio.

Tras debutar en la pantalla grande con la cinta “Alibi Ike” (1935), De Havilland participaría en la adaptación cinematográfica de “A Midsummer Nights Dream” (1935), donde interpretaría el rol de Hermia. Tras trabajar en la comedia “The Irish in Us” (1935), la siguiente cinta de la actriz serviría para catapultar su carrera al interior de la Warner. La cinta de piratas, “Captain Blood” (1935), fue uno de los grandes éxitos del estudio durante ese año. El secreto de su éxito sería la combinación de emocionantes escenas de acción y romance, acompañado por la química existente entre sus dos protagonista;, Errol Flynn y Oliva De Havilland. Luego de la popularidad de “Captain Blood”, De Havilland interpretaría una serie de roles que la ubicaban como una “mujer en desgracia”, como por ejemplo el de Angela Guiseppe en el film, “Anthony Adverse” (1936). Ese mismo año, la actriz volvería a compartir pantalla con Errol Flynn en, “The Charge of the Light Brigade” (1936). Aunque la atracción entre ambas estrellas era evidente, no sucedió nada entre ellos. De hecho, Flynn intentó llamar la atención de la actriz mediante algunas bromas pesadas, las que obviamente no tuvieron efecto alguno.


La comedía “Call it a Day” (1937), sería la primera cinta en la que De Havilland ocuparía el rol protagónico femenino. A esta le seguiría “The Great Garrick” (1937), donde una vez más, la actriz interpretaría a una dama en desgracia. Luego trabajaría en dos películas menores; “Love I´m After” (1937) y “Gold is Where You Find it” (1938). Esta última sería la primera cinta filmada en Technicolor en la que participaría la actriz. En “The Adventures of Robin Hood” (1938), De Havilland se reuniría nuevamente con Flynn. Curiosamente, la actriz solo vio el film 20 años después de su estreno. Impresionada por la actuación de Flynn, decidió escribirle una carta, la cual sin embargo, jamás envió. Motivados por el éxito de la cinta, los ejecutivos de la Warner decidieron juntar nuevamente a la dupla en la comedia romántica, “Four´s a Crowd” (1938), que se involucraba en el difícil mundo de los periódicos y los publicistas. Tras participar en “Hard to Get” (1938) y “Wings of the Navy” (1939), De Havilland y Flynn fueron transportados al lejano oeste en la cinta, “Dogde City” (1939). Al igual que los films anteriores en los que participó esta pareja de actores, esta producción terminó siendo un éxito de taquilla.

En 1939, Olivia fue seleccionada para participar en uno de los grandes clásicos del cine mundial, la cinta “Gone With The Wind” (1939). En dicho film, la actriz interpretaría el rol de Melanie Wilkes. La hermana de De Havilland, Joan Fontaine, fue una de las tantas actrices que audicionó para quedarse con el papel de Scarlett O´Hara. Irónicamente, sería ella quien le abriría las puertas a Olivia para participar en la cinta. Cuando el director George Cukor le pidió a Joan que leyera la parte de Melanie, ella se rehusó diciendo: “si están buscando a alguien que interprete a Melanie, por qué no prueban a mi hermana”. Cukor le hizó caso y contactó a Olivia para que audicionara para el papel. Por dicho rol, la actriz recibiría su primera nominación al Oscar. Una vez terminada la cinta, De Havilland regresó a la Warner para filmar el drama, “The Private Lifes of Elizabeth and Essex” (1939), el cual estaba protagonizado por Errol Flynn y Bette Davis. Durante la realización de film, la actriz se mostró molesta con el hecho de que su nombre apareciera tras los de Flynn y Davis. Tampoco se mostró muy satisfecha con su rol en la cinta “Raffles” (1940), la cual era un remake de la producción filmada por Ronald Colman en 1930.

Sería durante este periodo que la actriz comenzaría a tener problemas con Jack Warner. A fines de 1939, De Havilland se rehusó a participar en la cinta “Saturday´s Children” (1940), y a principios de los cuarenta no quiso participar en la comedia “Flight Angels” (1940). Debido a su actitud cada vez más desafiante, Warner suspendió a la actriz por seis meses. Olivia regresaría a la pantalla grande en la cinta, “My Love Came Back” (1940), para luego participar en “Santa Fe Trail” (1940), la cual sería su séptima película junto a Erroll Flynn. Cansada de participar en películas poco interesantes, la actriz se empecinó en encontrar un buen guión. Ese fue el caso de “The Strawberry Blonde” (1941), donde la actriz consiguió a escondidas el guión de la cinta por adelantado antes de aceptar participar en ella. La popularidad dicha cinta, ayudó a mejorar un poco la tensa relación entre De Havilland y Jack Warner. La próxima cinta de la actriz, “Hold Back the Dawn” (1941), fue escrita pensando en ella como protagonista. Su papel en la historia de un inmigrante rumano que intenta ingresar a los Estados Unidos casándose con una norteamericana (interpretada por De Havilland), le valió una nueva nominación al Oscar, la cual perdería a manos de su hermana Joan Fontaine, quien había sido nominada por su actuación en “Suspicion” (1941), de Alfred Hitchcock.

Pese al éxito de la cinta y a la nominación conseguida por la actriz, Jack Warner se rehusaba a considerar a De Havilland como una estrella, devolviéndola a los roles de dama en desgracia. “They Died With Their Boots On” (1941), fue la última colaboración de la actriz con Errol Flynn. Aunque ambos actores en algún momento de sus vidas declararon tener sentimientos amorosos el uno por el otro, jamás sucedió algo entre ellos. Según la misma actriz, Flynn le propuso tener una relación, pero ella se rehusó debido a que el actor estaba casado en ese entonces con la actriz Lili Damita. Su actuación en “The Male Animal” (1942), distaría de ser una de las mejores de su carrera. Sin embargo, De Havilland demostraría nuevamente su calidad como actriz en el drama, “In This Our Life” (1942), del director John Huston. Dicha cinta estaría co-protagonizada por Bette Davis, quien tenía fama de ser una actriz difícil con sus compañeros de reparto. Sin embargo, la relación laboral entre ambas mujeres estuvo marcada por el mutuo respeto. Durante ese periodo, De Havilland estaba involucrada sentimentalmente con Huston, relación que había comenzado poco después del quiebre entre la actriz y James Stewart.

Luego del bullado quiebre entre De Havilland y Stewart, la actriz comenzó a frecuentar algunos clubes nocturnos, donde en uno de ellos conocería a Huston, quien en ese entonces aún vivía con su mujer. En 1942, Huston le pidió el divorcio a su mujer, la que pronto sufrió un colapso nervioso. Esto llevó a que el divorcio se realizara recién en 1945, tiempo para el cual la relación entre el director y De Havilland se había enfriado por completo. La carrera de la actriz continuó tan activa como su vida amorosa. En 1943, la Warner cedió a Olivia a la RKO para participar en “Government Girl” (1943), una comedia a la que le seguiría el film, “Princess O´Rourke” (1943), uno de los trabajos favoritos de la actriz. La última película de De Havilland al interior de la Warner sería “Devotion” (1946), la cual estaría co-protagonizada por Ida Lupino, y que relataría la vida de las hermanas Brontë. Mientras filmaban esta cinta, De Havilland y Lupino pedirían un tiempo para participar en el musical, “Thank You Lucky Stars” (1943). Tras completar “Devotion”, la actriz pensó que por fin se había librado del dominio de Jack Warner. Sin embargo, el estudio le dijo que debía recuperar los seis meses que había estado suspendida.

Pese a que ponía en riesgo su carrera, De Havilland demandó a la Warner Bros. El caso llegó a la Corte Suprema, y aunque los abogados del estudio hicieron todo lo posible para intimidar a la actriz, esta no dio pie atrás y ganó la demanda. Mediante esta demanda, De Havilland no solo estaba defendiendo sus derechos, sino que también el de todos los actores, los cuales muchas veces eran tratados como propiedad del estudio al cual estaban ligados. Jack Warner, enfurecido por la situación, no solo retrasó tres años el estreno de “Devotion”, sino que logró que la actriz fuera incluida en la lista negra de los estudios, por lo que durante tres años no pudo participar en ninguna película. Durante ese periodo, De Havilland se mantuvo ocupada trabajando en algunos episodios del Lux Radio Theater, y realizando tours en los cuales visitaba a los soldados que se encontraban hospitalizados a causa de la guerra. Ansiosa de volver a la pantalla grande, la actriz firmó un contrato con la Paramount por tres películas, comenzando con “The Well Groomed Bride” (1946), la cual fue pobremente recibida. Afortunadamente, De Havilland se encontraba en un momento de su carrera en el cual ella podía seleccionar los proyectos en los que se involucraba. Fue así como obtuvo el rol de Jody Norris en la cinta, “To Each His Own” (1946).

Con dicho rol, finalmente Olivia consiguió el tan ansiado premio Oscar a la mejor actriz. En el thriller “The Dark Mirror” (1946), De Havilland interpretaría a un par de hermanas gemelas que se convierten en las principales sospechosas del asesinato de un doctor ligado sentimentalmente con ellas. Durante el verano de 1946, la actriz conocería al ex oficial de marina, Marcus Goodrich, quien había escrito la novela “Delilah”. Pese a que Goodrich era 18 años mayor que De Havilland, en agosto de ese mismo año la pareja contrajo matrimonio. En “The Snake Pit” (1948), la actriz interpreta a Virginia, una frágil mujer que es internada en un hospital psiquiátrico por su esposo, luego de que esta sufriera una crisis nerviosa. La cinta resultó ser todo un éxito, especialmente por la honesta descripción que esta realizaba de las enfermedades mentales. En 1949, De Havilland tendría a su primer hijo, a quien llamaría Benjamin. Ese mismo año, la actriz participaría en el drama “The Heiress” (1949). Su interpretación en dicho film le valió su segundo premio Oscar a la mejor actriz. Esta cinta vendría a marcar el final de los años dorados de Olivia en Hollywood, principalmente debido a que pese a que la película fue alabada por los críticos, de todas formas resultó ser un fracaso de taquilla.

Poco después de haber dado a luz a su hijo Benjamin, De Havilland rechazó el papel de Blanche Du Bois en la versión cinematográfica de, “A Streetcar Named Desire” (1951). La actriz terminaría participando en una producción de Broadway de “Romeo y Julieta”. En 1952, Olivia se divorciaría de Goodrich, debido a que aparentemente cuando él se enfurecía, la golpeaba violentamente. La actriz volvió a la pantalla grande ese mismo año con el film, “My Cousin Rachel” (1952), el cual era una interesante adaptación de la novela del mismo nombre de la escritora Daphne du Maurier. En 1953, la actriz por primera vez aceptaría asistir al Festival de Cannes, donde conocería a Pierre Galante, con quien contraería matrimonio en 1955. Ese mismo año, la actriz retornaría a la pantalla grande en la cinta épica, “That Lady” (1955), la cual tendría pésimos resultados de taquilla. Tras filmar el drama, “Not as a Stranger” (1955), De Havilland daría a luz a su hija Gisele. Poco después de esto, la actriz participaría en “The Ambassador´s Daughter” (1956), una comedía filmada en Paris. Durante la década de los cincuenta, De Havilland filmaría dos cintas más; “The Proud Rebel” (1958), un drama ambientado en la Guerra Civil norteamericana; y “Libel” (1959), un drama judicial co-protagonizado por Dick Bogarde.

En “Light in the Piazza” (1962), De Havilland tendría uno de sus mejores roles en años. En dicha cinta, la actriz interpreta a una mujer que está sufriendo una serie de problemas familiares. Aunque dicha producción estaba pensada para presentar a algunas de las estrellas jóvenes de la MGM, la verdad es que la historia termina centrándose en el personaje de De Havilland. Tras pasar una temporada trabajando en Broadway, la actriz retornaría a Hollywood para participar en el thriller, “Lady in a Cage” (1964). Pese a que la reacción inicial de la crítica frente a esta cinta fue negativa, De Havilland terminaría recibiendo el British Films and Filming Award por su actuación en dicha producción. Luego de que Joan Crawford abandonara la producción de “Hush…Hush, Sweet Charlotte” (1964), su co-estrella Bette Davis, mencionó a De Havilland como la única actriz capaz de reemplazar a Crawford. Durante los años siguientes, la actriz continuaría trabajando mayormente en televisión, participando en algunas series y en el telefilme, “Noon Wine” (1966).

Olivia retonaría a Hollywood con el film, “The Adventurers” (1970), un verdadero desastre dirigido por Lewis Gilbert, donde la interpretación de la actriz era lo único rescatable de la cinta. En 1971, De Havilland viajaría a Londres para filmar el drama, “Pope Joan” (1972), y al año siguiente participaría en el telefilme, “The Screaming Woman” (1972), donde interpretaría a una viuda que sufre una crisis nerviosa luego de que descubre a una mujer que fue enterrada viva. Durante los años siguientes, la actriz dedicaría todas sus energías a su familia. La muerte en 1975 de Lilian Fontaine, la madre de Olivia, terminó por quebrantar la relación entre la actriz y su hermana Joan Fontaine. La petición de Joan de posponer el funeral de su madre algunos meses debido a que se encontraba en una gira teatral, fragmentó para siempre la relación entre las dos actrices, las cuales nunca volvieron a hablarse. De Havilland solo filmaría tres cintas más antes de que terminara la década de los setenta; primero tendría un cameo en “Airport ´77” (1977); luego participaría en la desastrosa cinta de ciencia ficción de Irwin Allen, “The Swarn” (1978); y finalmente trabajaría en el film de aventuras, “The Fifth Musketeer” (1979), el cual marcaría la última aparición hollywoodense de la actriz.

Desde ese punto, De Havilland solo realizó algunas apariciones esporádicas en distintos proyectos televisivos como por ejemplo; “Roots II: The Next Generation” (1979), “Agatha Christie´s Morder is Easy” (1982), “The Royal Romance of Charles and Diana” (1982), y la miniserie “North and South Book II” (1986). Los últimos dos trabajos de la actriz serían los telefilmes; “Anastasia: The Mistery of Anna” (1986), la cual le valdría un Globo de Oro a la mejor actriz secundaria en una película para la televisión; y “The Woman He Loved” (1988). Durante ese periodo, De Havilland comenzaría a escribir sus memorias, tarea que se vería mermada por la muerte de su hijo Benjamin en 1991. En febrero de 1998, la actriz se enteró que su ex-marido Pierre Galante estaba enfermo, tras lo cual le permitió quedarse en su casa para que su hija Gisele pudiera cuidarlo. Olivia continuó cuidando a su ex-marido hasta su fallecimiento en 1998. En la actualidad, Olivia pasa sus días en la ciudad de Paris escribiendo sus memorias. Durante su carrera, la actriz recibió casi todos los premios a los que podía aspirar. Una de las mejores actrices de la historia del cine, una defensora de los derechos de los actores, y por sobretodo una mujer de principios, Olivia De Havilland es en este momento una verdadera leyenda viviente, cuyo legado quedó plasmado para siempre en las más de cincuenta cintas en las cuales participó.



por Fantomas.

sábado, 7 de noviembre de 2009

William Friedkin: La estrepitosa caída del director de uno de los grandes clásicos del cine de terror.

William Friedkin nació el 29 de agosto de 1935, en Chicago Illinois. Tras ver la cinta “Citizen Kane” (1941) durante su adolescencia, Friedkin quedó impresionado con los logros de Orson Welles en aquel film, el cual según Friedkin, terminaría marcando su carrera como director y sería la razón principal por la que se interesaría en el mundo del cine. Tras terminar el colegio, Friedkin comenzaría a trabajar en la WGN TV en Chicago, como encargado del correo del lugar. Él futuro director ocuparía ese puesto durante seis meses, tiempo en el cual aprovechó de aprender todo lo posible con respecto al trabajo en televisión. Luego sería ascendido a jefe de piso, puesto que también ocuparía durante seis meses antes de ser promovido a director. Todo esto sucedería antes de que Friedkin cumpliera los 18 años de edad. Durante los ocho años que trabajó en la televisión, el director filmó más de 200 programas, entre los cuales se encontraban noticiarios, programas infantiles, y transmiciones de partidos de baseball, entre otros. Sin embargo, serían los documentales que Friedkin filmaría durante este periodo los que más reconocimiento le traerían al director.

En su séptimo año como director de televisión, Friedkin se encontró con la historia de Paul Crump, un hombre de color el cual estaba sentenciado a la pena de muerte. Luego de conocerlo, el director, convencido de que este hombre era inocente, decidió realizar una cinta la cual reflejara como este había sido enjuiciado injustamente. Dicho film se titularía “The People vs Paul Crump” (1962), y además de ganar un Golden Gate Award en el Festival de San Francisco, sirvió para salvar la vida de Paul Crump. Luego de que la cinta fuera vista por el Gobernador de Illinois, este terminó perdonándole la vida al acusado. El film llamó la atención de David Wolper, quien se encontraba realizando documentales en Los Ángeles. Wolper invitaría a Friedkin a participar en su compañía en Hollywood, lugar en el cual el director estaría trabajando durante un año y medio. Durante ese periodo, Friedkin filmaría tres documentales que serían exhibidos por la ABC; “Time Life Specials: The March of Time” (1965), “The Bold Men” (1965), y “Pro Football: Mayhem on a Sunday Afternoon” (1965). Su debut como director comercial sería la comedia musical, “Good Times” (1967), la cual estaba protagonizada por Sonny Bono y Cher, dos artistas que estaban en su peak de popularidad en aquella época. Pese a que la cinta obtuvo buenos resultados de taquilla, en general se trata de un film lleno de errores, en gran medida producto de la inexperiencia de Friedkin en trabajos de este tipo.


Pese a que Friedkin estaba convencido de que no conseguiría filmar otro largometraje, al año siguiente fue contratado para dirigir “The Birthday Party” (1968), un thriller protagonizado por Robert Shaw y Patrick Magee, que pese a recibir críticas positivas, no recibió una distribución muy amplia. A esta cinta la seguiría la comedia, “The Night They Raided Minsky´s” (1968), la cual también tendría pésimos resultados, y cuyo primer corte resultó ser tan desastroso, que el editor Ralph Rosenblum tuvo que trabajar durante un año para intentar salvar lo que parecía ser un desastre seguro. Pese a los malos resultados obtenidos por Friedkin, el responsable de la obra teatral “The Boys in the Band”, Mart Crowley, deseaba que el director se hiciera cargo de la adaptación cinematográfica de su obra. La cinta, que fue estrenada en 1970, tocaba el tema de la homosexualidad. Pese a que no existió mayor resistencia de parte de la comunidad homosexualidad a la filmación de la película, al momento de su estreno se originaron algunas protestas debido a que supuestamente el director había realizado un retrato estereotipado de los homosexuales. Pese a la polémica, el film recibió buenas críticas lo que sin duda ayudo a levantar un poco la carrera del director.

Al poco tiempo después, el productor Phil D´Antoni le comentó una idea que tenía a Friedkin, la que luego se convertiría en “The French Connection” (1971). El productor le compraría a Friedkin un libro que relataba el caso de dos policías, Eddie Egan y Sonny Grosso, los cuales habían estado involucrados en la captura de unos traficantes a fines de los sesenta. Tras escribir varios guiones y golpear las puertas de prácticamente todos los grandes estudios, la cabeza de la 20th Century Fox, Darryl F. Zanuck, les ofreció un millón y medio de dólares para realizar la cinta. El film, que recibió ocho nominaciones al Oscar, ganando cinco de ellas incluyendo la de mejor película, mejor director, y mejor actor protagónico, sigue siendo recordado por la cuidada escena de persecución a alta velocidad, la cual es considerada como una de las mejores escenas de persecución de la historia del cine. Para Friedkin, el hecho de que la cinta recibiera tantos premios le resultó extraño, ya que “The French Connection” no respondía a los cánones propios de las películas hollywoodenses de la época.


La próxima película de Friedkin sería el clásico del cine de terror, “The Exorcist” (1973), la cual estaba basada en la novela del mismo nombre del escritor William Peter Blatty. Durante la realización de la cinta, el director tendría múltiples problemas con varios miembros del elenco y con parte del equipo de filmación. Entre algunos de los problemas se encuentra el despido del compositor Lalo Schifrin, el cual reemplazado por Jack Nitzche; la exclusión de William Peter Blatty del proceso de post producción; y las múltiples disputas que el director tendría con la protagonista de la cinta, Ellen Burstyn. Pese a esto, el film sería un éxito, y hasta el día de hoy sigue siendo recordado como uno de los grandes clásicos del género. Paradójicamente, “The Exorcist” marcaría el comienzo del declive de la carrera del director. Tras filmar una extensa entrevista que el mismo Friedkin le realizó al director Fritz Lang en 1974, el director filmaría el thriller de aventuras, “Sorcerer” (1977). La cinta protagonizada por Roy Scheider, es un remake de la película “Wages of Fear” (1953), del director Henri-Georges Clouzot. Junto al hecho de que Friedkin tuvo una serie de problemas con el equipo de filmación, la cinta fue un completo fracaso. Pese a esto, este es el trabajo favorito del director.

“The Brink´s Job” (1978), nació de la fascinación que Friedkin sentía por el robo armado que había sufrido la compañía Brinks en Boston, en el año 1950. Durante la realización de la cinta, algunos de los ladrones que participaron en el robo de 1950, se robaron uno de los rollos de film de la sala de edición, para más tarde pedir una recompensa de $600 dólares por dicho rollo. Sin embargo, lo que los ladrones no sabían, era que el rollo que se robaron era completamente reemplazable. Más allá de este hecho curioso, la cinta protagonizada por Peter Falk y Peter Boyle, recibió una nominación al Oscar al mejor diseño de producción. El siguiente trabajo del director sería “Cruising” (1980), el cual estaba basado en una novela del columnista del New York Times, Gerald Walker, cuenta la historia de un hombre que comienza a asesinar homosexuales debido a que odia su propia condición de homosexual. Aunque en un principio Steven Spielberg estaba designado para dirigir la cinta, finalmente el productor Jerry Weintraub le asignó el trabajo a Friedkin. Curiosamente al director no le interesaba en lo más mínimo la historia, y solo mostró un poco más de interés en el proyecto una vez que se enteró de una serie de asesinatos realizados en bar gays durante los setenta.

La cinta nuevamente pondría a Friedkin en la mira de la comunidad gay, la cual protestaría airadamente por la realización del film. Para colmo, la cinta sería un fracaso de taquilla y recibiría múltiples críticas negativas. Luego del fracaso de “Cruising”, el director filmó la comedia “Deal of the Century” (1983), con Chevy Chase como protagonista. Dicho film presentaría un guión más bien pobre, lo que terminó marcando un nuevo fracaso en la carrera de Friedkin. Tras esto, el director filmaría “Putting it Together: The Making of the Broadway Album” (1985), una suerte de documental acerca del proceso de grabación del álbum “The Broadway Album”, de la artista Barbra Streisand. Ese mismo año, el director filmaría un episodio para la serie de televisión “The Twilight Zone”, titulado “Nightcrawlers”, y la cinta “To Live and Die in LA” (1985). El largometraje está basado en la novela del ex agente del servicio secreto, Gerald Petievich. La naturaleza de la historia relatada en el film, le trajo algunos problemas al director con el Servicio Secreto norteamericano. Afortunadamente, el thriller tuvo excelentes resultados de taquilla, y tendría una buena recepción por parte de la crítica. Pese a esto, la carrera del director no lograría repuntar.

El siguiente trabajo de Friedkin sería el telefilme de acción, “C.A.T. Squad” (1986), el cual en líneas generales resultó ser un film bastante mediocre. Dos años después filmaría una suerte de secuela titulada, “C.A.T. Squad: Python Wolf” (1988), la cual sería aún más mediocre que la cinta anterior. Entre estos dos telefilmes, Friedkin dirigiría “Rampage” (1987), un film acerca de un asesino serial, protagonizado por Michael Biehn, el cual pasó sin pena ni gloria por la salas de cine. Lo mismo sucedería con la cinta de terror, “The Guardian” (1990), la cual pese a presentar una serie de elementos interesantes, sufrió a causa de un guión lleno de falencias que terminó por hundir a la producción. Durante la década del noventa, Friedkin trabajaría mayormente en la televisión. Además de filmar el episodio “On a Deadman Chest” (1992), perteneciente a la serie “Tales of the Crypt”, estuvo a cargo de uno de los episodios de la serie, “Rebel Highway” (1994), y en 1997 realizó un remake televisivo del clásico de Sidney Lumet, “12 Angry Men” (1957). Este es tal vez el trabajo más rescatable del director durante este periodo. Con un elenco encabezado por Jack Lemmon y George C. Scott, Friedkin realiza un estupendo trabajo actualizando algunos elementos de la historia relatada anteriormente por Lumet, elaborando una cinta que sin duda está a la altura de la original.

Durante los noventa, Friedkin solo filmaría dos largometrajes para el cine; “Blue Chips” (1994), un drama deportivo en el que Nick Nolte interpreta a un entrenador de un equipo de basketball universitario, el cual está dispuesto a cualquier cosa con tal de que su equipo gane; y “Jade” (1995), un thriller erótico protagonizado por David Caruso y Linda Fiorentino. Según el guionista de este film, Joe Eszterhas, Friedkin cambió por completo el guión original, por lo que para él, el director era el gran responsable del fracaso de taquilla de la cinta. Tras estar tres años sin sentarse en la silla del director, Friedkin volvería a la carga con el drama bélico, “Rules of Engagement” (2000), el cual lograría más notoriedad por su descripción racista de los árabes que por su calidad técnica o lo interesante de su historia. De hecho, el Comité Anti-discriminación Americano-Árabe describió la cinta como “probablemente el film más racista en contra de los árabes que se haya realizado en Hollywood”. A este film, le seguiría la también criticada “The Hunted” (2003), la cual para muchos era una suerte de imitación de la saga de Rambo. “Bug” (2006), el último largometraje del director hasta la fecha, es tal vez su trabajo más interesante en un buen tiempo. La cinta de horror psicológico protagonizada por Ashley Judd y Harry Connick Jr., fue bien recibida en diversos festivales y por el público en general. El último trabajo como director de Friedkin fue en el episodio “Mascara” (2009), de la serie de televisión, “CSI”.

La verdad es que el caso de William Friedkin es tal vez uno de los más curiosos que se ha visto en Hollywood. Luego de realizar un par de cintas exitosas, su carrera se vino cuesta abajo, pese a tener la oportunidad de trabajar con destacados elencos. Muchos dicen que el curso que tomó su carrera es parte de la supuesta maldición que rodeó la realización de la cinta más exitosa del director, “The Exorcist”. A esto podemos añadir que su carrera esta plagada de contradicciones, donde el mejor ejemplo de esto es el hecho de que pese a que el director ha reconocido abiertamente su pensamiento liberal, haya realizado más de dos cintas las cuales terminaron siendo repudiadas por algunos comunidades minoritarios por su visión segregada de sus integrantes. Sin embargo, incluso es sus obras más criticadas es posible encontrar algunos puntos de interés, lo que nos hace preguntarnos que sucedió con este director que tenía todo para forjar una carrera bastante más sólida de la que finalmente forjó.








por Fantomas.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Béla Lugosi: El único y verdadero Drácula hollywoodense.

Béla Ferenc Dezső Blaskó, más conocido como Béla Lugosi, nació el 20 de octubre de 1882 en Lugos, Rumania, que en ese entonces formaba parte del Imperio Austro-Húngaro. Hijo de Paula de Vojnich y István Blasko, Béla fue criado en el seno de una famila católica, la cual gozaba de una buena posición social y económica. Sin embargo, la situación familiar cambiaría drásticamente cuando el padre de Lugosi falleció, cuando el pequeño solo tenía 12 años. Debido a esto, Béla tuvo que abandonar el colegio para encontrar trabajo como minero, en la mina de Resicabanya. Con respecto a este brusco cambio de vida, varios años después Lugosi declararía que los primeros años de su vida no fueron tan idílicos como uno podría imaginarse, debido a que constantemente recibió maltratos psicológicos por parte de su padre, quien era una persona dominante y absorbente. Además de trabajar como minero, Béla también se desempeñó como ferroviario y obrero de la construcción, hasta el momento en que finalmente la situación familiar logró estabilizarse.

Béla terminaría estudiando interpretación en la Academia de Música y Artes de Budapest. Apróximadamente a los 19 años, él comenzaría con su carrera teatral utilizando el nombre artístico de Arisztid Olt. En el teatro tendría la oportunidad de encarnar a toda clase de personajes y explorar distintos géneros, cosa que posteriormente en Hollywood no podría realizar. Durante este periodo, participaría en una buena cantidad de obras de Shakespeare, y en otras donde interpretaba papeles de galán. Precisamente, ya en esa época, Béla tenía fama de mujeriego, algo que mantendría durante el resto de su vida, siendo infiel en todos sus posteriores matrimonios. En 1911, el actor su mudaría a Budapest donde se integraría al Teatro Nacional de Hungría, donde según el mismo Lugosi, él no tardaría en convertirse en el actor principal de la compañia teatral. Sin embargo, existen pruebas de que el actor solo consiguió papeles menores, con la excepción de una ocasión en la cual tendría la oportunidad de interpretar a Jesús.

Pese a que su carrera como actor estaba en franco ascenso, Lugosi participó en la Primera Guerra Mundial como teniente del 43 regimiento de infantería del ejército Austrohúngaro, recibiendo una herida en la pierna la cual nunca llegó a sanar. Luego del término de la guerra y el derrumbamiento del Imperio, el actor seguiría participando en política, llegando incluso a fundar un sindicato de actores. En 1917 contrajo matrimonio con Ilona Szrnik, de quién se divorciaría en 1920. Este sería el primero de sus cinco matrimonio. De todas formas, en 1917 protagonizaría su primera película; “Az ezredes”. Entre 1917 y 1919, Lugosi protagonizaría otras veinte cintas más, entre las que se encuentran: “Droschke 99” (1918), “Az Élet kiráya” (1918), “Lili” (1918), y “Casanova” (1918), entre otras. Lamentablemente, nuevamente su alegría sería efímera; las crisis políticas por las que estaba atravesando su país lo obligaron a emigrar hacia Alemania y luego a los Estados Unidos. En Alemania el actor tuvo la posibilidad de participar en cintas como “Auf den Trümmem des Paradieses” (1920) y “Die Todeskarawane” (1920), las cuales le ayudaron a conseguir prestigio crítico y social, además de darle la oportunidad de trabajar con grandes directores como Michael Curtiz y F. W. Murnau, quien le brindó la ocasión de aparecer en su primera película de terror, “Des Januskopft” (1920), una suerte de plagio de la clásica historia de Jekyll y Hyde.

Cuando la situación en Alemania comenzó a complicarse debido a la ascensión del nazismo, Lugosi tomó la decisión de mudarse a los Estados Unidos a fines de 1920, pese a no manejar muy bien el inglés. Al año siguiente conocería a Ilona Von Montag, con quien contraería matrimonio. Sin embargo, debido a las infidelidades del actor, la pareja terminaría divorciándose en 1924. A su llegada a los Estados Unidos, el actor comenzaría a utilizar de forma definitiva el nombre de Béla Lugosi, el cual utilizó ocasionalmente en Europa, no sin antes darse cuenta que su estatus de estrella en Hungría y Alemania poco le serviría en Hollywood, especialmente debido su marcado acento húngaro, del cual nunca lograría desprenderse. Luego de participar de manera esporádica en obras teatrales y desempeñar diversos oficios que no estaban relacionados con el teatro, luego de su participación en la obra “The Red Poppy”, Lugosi sería contratado para participar en la cinta “The Silent Comand” (1923), donde tendría un brevísimo papel. Fue así como comenzó a obtener pequeños papeles en cintas como “Black Camel” (1931) o “He Who Gets Slapped” (1924), donde en esta última tendría la oportunidad de trabajar junto al gran Lon Chaney.

Durante sus inicios en Hollywood, Lugosi estaría bajo contrato con la MGM, estudio que por lo general le asignaría papeles de escaso interés al actor. Durante este periodo, Lugosi contraería nuevamente matrimonio, esta vez con la millonaria Beatrice Woodruf Week, con quien duraría un escaso tiempo, debido a la aventura del actor con la estrella de cine mudo Clara Bow. La verdad es que Lugosi tendría más suerte en el teatro. Sería gracias a la obra de Hamilton Deane y John L. Balderston, “Drácula”, donde Lugosi personificaba al villano, que este terminaría convirtiéndose en una estrella hollywoodense. Sería tan arrollador el éxito de la obra, que la cabeza de la Universal, Carl Leammle Jr., pronto pensaría en adaptarla al cine. Sin embargo, el ejecutivo había pensando en Lon Chaney para interpretar el papel del famoso vampiro. Luego de que Chaney falleciera a causa de un cáncer, y que Conrad Veidt rechazara el papel, Lugosi vió como se abría una posibilidad para participar en el film, pese a que en la Universal no lo querían.

Con tal de lograr su objetivo, Lugosi comenzó una larga y duradera correspondencia con la viuda Stoker para que esta cediera los derechos al cine de la novela “Drácula”. Lugosi, gracias a su labia, convenció a la viuda para que vendiera los derechos de la obra a un precio muy bajo. Respecto a esto, siempre se ha rumoreado que el actor consiguió seducir a la viuda Stoker por carta. Otras versiones indican que llegó a conocerla en persona. De todas formas, esto sumado a su éxito en el teatro, y a la aceptación de un salario muy bajo, terminaron convirtiendo al actor en el protagonista del “Dracula” (1931) de la Universal. Pese a los diversos problemas que presentó la producción de la cinta, esta terminó convirtiéndose en un éxito inmediato al momento de su estreno, catapultando la fama de Lugosi, el cual terminaría firmando un contrato con la Universal, además de obtener la nacionalidad americana en junio de 1931. Lamentablemente, su felicidad duraría poco debido a un error fatal: la vanidad le impidió aceptar el papel del monstruo de Frankenstein en “Frankenstein” (1931), puesto que no lo consideraba interesante al carecer de diálogo. Para Lugosi, el monstruo de Frankenstein era un personaje al que consideraba humillante interpretar. Irónicamente, el actor se vería en la obligación de encarnarlo algunos años después, con el solo fin de sobrevivir económicamente.

Sin Lugosi, la Universal se vio en la obligación de buscar a un nuevo actor que encarnara a la criatura, encontrando de esta forma a Boris Karloff, quien terminaría por ocupar el puesto de Lugosi como la mayor estrella del cine de terror. Debido a esto, Béla comenzó a ser progresivamente rechazado, a lo que se sumaba el hecho de que el actor tenía fama de ser una persona conflictiva, que solía discutir acerca del enfoque artístico y técnico de los proyectos en los cuales trabajaba. Además, existía una latente xenofobia en los espectadores de la época, lo cual le hizo mucho daño a la carrera del actor quien nunca pudo disimular su acento. Sin embargo, el declive de Lugosi no fue inmediato. Participó en “Island of Lost Souls” (1932), la primera adaptación cinematográfica de la novela de H. G. Wells, “La Isla del Doctor Moreau”. También participó en algunas adaptaciones de la obra de Edgar Allan Poe, como por ejemplo “Murders in the Rue Morgue” (1932), “The Black Cat” (1934), y “The Raven” (1935), donde en estas dos últimas haría equipo con Boris Karloff. Durante la realización de “Murders in the Rue Morgue”, Lugosi sufriría su primera humillación al interior de la Universal; la actriz Sydney Fox, que era la amante del productor, sería acreditada antes que Lugosi, pese a su menor presencia en escena, hecho que molestó de sobremanera al actor. Esto desataría una discusión entre él y el productor del film, lo que terminaría marginando a Lugosi de la Universal durante un tiempo.

Esto gatilló que Lugosi comenzara a frecuentar el cine independiente, participando en la mítica “White Zombie” (1932), la cual es considerada como la primera cinta de zombies de la historia del cine. Al año siguiente, Lugosi contraería matrimonio con Lillian Arch, con quien estaría casado hasta el año 1953, y la cual sería la madre de su único hijo, Béla G. Lugosi. De vuelta a los grandes estudios, el actor protagonizaría un remake de la mítica cinta perdida de Lon Chaney, “London After Midnight” (1927), el cual sería titulado, “The Mark of the Vampire” (1935). Sin embargo, el actor deseaba interpretar papeles “normales”, de héroe o de galán, alejándose de esta forma de encasillamiento del que era víctima. Lamentablemente, fracasaría en prácticamente todos sus intentos por conseguir roles diferentes. Por ejemplo, si bien participó en la comedia “Ninotchka” (1939), del director Ernst Lubitsch, su papel era el de un villano soviético. Lo más cercano a un héroe que interpretaría Lugosi sería el Dr. Vitus Verdegast en la cinta, “The Black Cat”, donde el villano de turno es nada menos que Boris Karloff.

Además de las ya mencionadas “The Black Cat” y “The Raven”, Lugosi también actuaría junto a Karloff en las cintas; “The Invisible Ray” (1936), “The Son of Frankenstein” (1939), y “Black Friday” (1940), siempre interpretando papeles secundarios. Paralelamente, las películas independientes en las que participaba el actor eran cada vez más mediocres, aunque por los menos en esas producciones mantenía su rol de protagonista absoluto. En 1935, Lugosi viaja a Inglaterra para filmar “The Phantom Ship” (1935), la primera cinta de terror de en ese entonces, una pequeña compañía llamada Hammer Films. De todas formas, la carrera del actor fue arruinándose progresivamente. Aunque continuó trabajando en el teatro y en el cine, su situación económica era bastante precaria, a tal punto que tuvo que pedir prestado dinero para pagar la factura del hospital cuando nació su hijo en 1938. La década del cuarenta comienza con la participación de Lugosi en dos cintas independientes, “The Dark Eyes of London” (1940), y “The Invisible Ghost” (1941), en las cuales realiza un estupendo trabajo.

Lugosi intentaría revitalizar su carrera ofreciendo sus servicios a la Universal en su nuevo proyecto, “The Wolf Man” (1941). Lamentablemente, sería rechazado y el papel le sería otorgado a Lon Chaney Jr. De todas formas, a Lugosi se le permitió interpretar a modo de homenaje al gitano Bela, quien es el otro hombre lobo de la cinta. Durante este periodo oscuro, la desgracia nuevamente golpearía la puerta del actor. Las heridas que había sufrido durante la guerra se habían convertido en un mal crónico para él, por lo que tras probar sin éxito remedios naturales para mitigar su dolor, terminó consumiendo opiáceos. Lentamente, y sin pretenderlo, se terminó convirtiendo en un drogadicto. Para 1943, Lugosi estaba casi en bancarrota y se encontraba muy enfermo. Esto lo empujó a interpretar al monstruo de Frankenstein en la cinta, “Frankenstein Meets the Wolf Man” (1943). Lamentablemente el resultado fue desastroso; tanto la crítica como el público se burlaron de su actuación, lo que sin duda humilló a Lugosi y lo terminó arrastrando a un espiral descendiente del que ya no podría salir.

A esta cinta le seguirían films como “The Return of the Vampire” (1944), una revisión de la Columbia sobre el tema del vampirismo; “One Body Too Many” (1944), una comedia negra en la cual Lugosi interpreta a un mayordomo asesino; y la mediocre “Ghost on the Loose” (1943), donde lo único rescatable es la actuación de Lugosi y la de Ava Gardner. En 1945, la RKO volvió a reunir a Lugosi y Karloff en “The Body Snatcher” (1945), cinta en la cual el personaje de Lugosi sufriría múltiples recortes, al punto que apenas aparece en el film. En “Scared to Death” (1947), el actor aparece en su primera y única película a color, mientras que en la comedia “Abbott and Costello Meet Frankenstein” (1948), Lugosi interpretaría por segunda vez al conde Drácula. Ya a estas alturas de su carrera, el actor se dedicaría mayormente al teatro, retornando solo de forma esporádica al cine para protagonizar engendros tales como “Mother Riley Meets the Vampire” (1952), o “Bela Lugosi Meets a Brooklyn Gorilla” (1952), dos comedias que no hacen más que reflejar la decadencia del actor en ese momento. En 1953, Lugosi se divorciaría nuevamente, quedando solo y enfermo. El Béla Lugosi de esta época suele ser descrito como un hombre solitario y muy excéntrico, el cual dormía en un ataúd y viajaba en un coche fúnebre, intentando revivir sus glorias pasadas.

Durante este periodo, Lugosi filmaría algunos videos en los que daba clases de matemáticas a los niños, los cuales sin duda resultan bastante curiosos. En el peor momento profesional y personal del actor, aparecería en su puerta un joven y ambicioso director llamado Edward D. Wood Jr. Él era un ferviente admirador de Lugosi, y estaba decidido en convertir al actor nuevamente en una estrella. Sin embargo, pese a sus buenas intenciones, las cintas de Wood estaban lejos de ser obras maestras (de hecho, es sabido que ostenta el título del “peor director de la historia”). El director le ofreció a Lugosi el papel de narrador en “Glen or Glenda” (1953), y el papel protagónico en “Bride of the Monster” (1955), dos películas repletas de falencias técnicas pero realizadas con bastante corazón. En esta última, el personaje de Lugosi realiza un monólogo casi autobiográfico, donde reflexiona acerca de su situación (solo, exiliado, olvidado y humillado), demacrado y casi llorando, lo que sin duda es el momento más conmovedor del film. Esto le devolvió la ilusión a Lugosi, cuya última película de estudio sería, “The Black Sleep” (1956).

La amistad de Wood llegó a darle una pizca de alegría a un viejo atormentado, el cual se casaría nuevamente, esta vez con Hope Linniger, al mismo tiempo que preparaba nuevos proyectos con Ed Wood tales como, “The Ghoul Goes West”, “The Phantom Ghoul”, y “Dr. Acula”, los cuales nunca serían filmados. Su última cinta sería “Plan 9 From Outer Space” (1959), en la cual solo participaría en una escena, debido a que fallecería durante el rodaje de la cinta (terminaría siendo reemplazado por Thomas R. Mason, un pedicuro e hipnotizador que no se parecía en nada al actor). El 16 de agosto de 1956, Béla Lugosi fallecería a causa de un infarto cardiaco. Fue enterrado con su capa de Drácula, recuerdo de su momento de esplendor. A su funeral asistirían pocas personas, entre las que se encontraba su viejo rival Boris Karloff, quien afectuosamente pronunciaría algunas palabras elogiando a su colega. A fines de los cincuenta, se comenzaría a emitir por televisión muchas de las antiguas cintas de Lugosi, reivindicando la figura del actor y convirtiéndolo en la leyenda que es hoy en día. Béla Lugosi fue una figura importante en la consolidación del género del terror, y pese a que en su momento su trabajo no fue apreciado como era debido, afortunadamente su legado quedo plasmado para siempre en decenas de films que nos recuerdan que la figura de Lugosi es tan inmortal como su conde Drácula.














por Fantomas.

jueves, 29 de octubre de 2009

Especial: El Diablo en el cine.

Durante siglos, la figura del Diablo ha sido eje del temor en Occidente. Temor a la represalia de las fuerzas religiosas, temor a la oscuridad, temor a la tentación y, en definitiva, temor ancestral que no necesita motivo. Cuestiones de orden moral, religioso y artístico implican que la presencia del Diablo haya sido tratada con cuidado similar al dispensado con otros personajes paradigmáticos (la Muerte, Dios, etc.). Esto obviamente representó una dificultad para todos aquellos directores que han intentado retratarlo de la manera más fidedigna posible en la pantalla grande, lo que decantó en que la encarnación del mal haya sido personificada de todas las maneras imaginables. En el siguiente artículo, intentaré dar una mirada lo más completa posible a la amplia gama de cine demoníaco que ha sido filmado desde los inicios del cine.

El surgimiento del Diablo cinematográfico en Europa:

El Diablo cinematográfico nacería en Francia, país que anteriormente había manifestado su interés en el Príncipe de la Tinieblas a través de un sinnúmero de obras literarias, como por ejemplo “Le Diable amoureux”, del escritor Jacques Cazotte. Sería el director Georges Méliès quien a fines del siglo XIX, utilizaría la figura iconográficamente reconocible de Mefistófeles (es decir, el individuo con bigotes y cejas puntiagudas, cuernos y porte aristocrático) en los cortos “The Devil´s Manor” (1896), “The Devil´s Castle” (1897), y “Le Cabinet de Méphistophélés” (1897), entre otros. En la década del diez, el Diablo volvería a surgir en el cine, esta vez en medio de la fiebre italiana por las superproducciones épico-históricas, algo que se extendería hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial. Una de las obras más recordadas de la época sería “L´Inferno” (1911), de los directores Giuseppe de Liguero, Francesco Bertolini y Adolfo Padovan, la cual era una adaptación de “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri.


En otros países como Rusia, directores como Wladislas Starewicz presentarían a figuras demoniacas en cortos como; “Strashnaya Mest” (1912) y “Noch Pered Rozhdestvom” (1913), mientras que Yakov Protazanov filmaba “Satana Likuyushchiy” (1917), en la cual Satanás intenta tentar a un pastor y su familia. Sin embargo, es probablemente en Alemania donde se realizaría una mayor cantidad de cintas centradas en el Diablo. Es así como nosotros nos encontramos con films como “Unheimliche Geschichten” (1919), del director Richard Oswald, en el cual aparece el Diablo y la Muerte como figuras simbólicas que se encargan de relatar las cinco historias de terror y suspenso que componen la cinta; “Satanas” (1919), una película de F. W. Murnau que actualmente se encuentra perdida, donde el Diablo busca recuperar la luz perdida tras su caída con la ayuda de un humano que puede transmutar el mal en bien. El actor encargado de personificar a Satanás en dicho film, Conrad Veidt, nuevamente interpretaría dicho rol en el film, “Kurfürstendamm” (1920), del director Richard Oswald, donde en esta ocasión el Señor de las tinieblas decide bajar a un pueblo del cual provienen la mayoría de las almas que van a parar al infierno.

F. W. Murnau por otro lado, retomaría el tema del Diablo en la más famosa adaptación cinematográfica de la obra de Johann Wolfgang von Goethe, “Fausto”, la cual sería titulada “Faust: Eine Deutsche Volkssage” (1926). Esta historia es probablemente uno de los relatos relacionados con el Diablo que más veces ha sido adaptado. Anteriormente, el ya mencionado Georges Méliès había filmado “Faust et Margueritte” (1897) y “La Damnation De Faust” (1898). Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, el director J. Searle Dawley había filmado “Faust” (1909), y Dell Henderson había realizado la cinta “Faust and the Lily” (1913). Durante la década del sesenta, aparecería una nueva adaptación del relato titulada, “Doctor Faustus” (1967), la cual estaría dirigida por Richard Burton y Neville Coghill. Entre algunas de las películas actuales que retoman el mito de Fausto, se encuentran: “Faust” (1994), de Jan Svankmajer; “Faust: Love of the Dammed” (2000), de Brian Yuzna; y “Fausto 5.0” (2001), de Álex Ollé, Isidro Ortiz y Carlos Padrisa. Finalmente, me queda destacar dos cintas realizadas por directores daneses durante la década del veinte; “Blade af Satan Bog” (1921), de Carl Theodor Dreyer; y “Häxan” (1922), de Benjamin Christensen. Mientras en la primera se muestran los intentos de Satanás por agradar a Dios, en la segunda se indaga el mito del satanismo y la brujería durante la Edad Media.


La llegada del Diablo al cine norteamericano y su evolución hasta la década de los cincuenta:

Antes de realizar su debut cinematográfico en tierras estadounidenses, el Señor de las Tinieblas llamaría la atención del público gracias a la obra de Broadway, “Az Ördög” (1907). Gracias al éxito de esta obra, el director D. W. Griffith filmaría una adaptación titulada, “The Devil” (1908). Durante los años siguientes, surgirían diferentes adaptaciones de la obra con el mismo nombre, como por ejemplo la filmada en 1915 por Thomas H. Ince y Reginald Barrer, y otra realizada en 1921 por James Young. Más tarde, el cine norteamericano mostraría cierto interés en la obra de Dante Alighieri, lo que se plasmaría en las cintas “Dante´s Inferno” (1924), de Henry Otto, donde el Diablo es personificado por el actor de color Noble Johnson; y una sonora “Dante´s Inferno” (1935), del director Harry Lachman. Durante la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos utilizarían la figura de Satán en algunas cintas propagandistas. Por ejemplo, en “To Hell With the Kaiser!” (1918) de George Irving, se ve como el Káiser Guillermo marcha al infierno, mientras que en “Restitution” (1918), de Howard Gaye, se muestra al Diablo aliándose con el Káiser, solo para ser derrotado por Jesús. Esta visión del Diablo como un integrante del bando enemigo, se repetiría en algunas de las cintas hollywoodenses realizadas durante la Segunda Guerra Mundial.

Durante los años treinta, la fuerte crisis económica por la que pasaba la sociedad norteamericana, y la necesidad de esta de escapar por un momento de la realidad, influiría en que la figura de Lucifer comenzara a ser objeto de representaciones más soliviantadas y diversas que en las décadas anteriores. Fue así como se realizaron por ejemplos algunos cortos sonoros como “The Devil´s Parade” (1930) o “The Devil´s Cabaret” (1930), que mostraban a Satán como el eje de pintorescos números musicales ambientados en el averno. De la misma forma, la fábrica de cortos cómicos de Hollywood representaría al Maligno en la figura de dictadores europeos como en “I´ll Never Heil Again” (1941), el cual es un memorable corto de los Tres Chiflados, o en “The Devil With Hitler” (1942), de Gordon Douglas, en el cual si el Diablo no logra que Adolf Hitler realice una buena acción, su puesto le será entregado inmediatamente al Führer. Al mismo tiempo, algunas seriales tomarían algunos de los diversos nombres del Señor de las Tinieblas para nombrar a sus personajes principales, hecho que sucedería en “Mysterious Doctor Satan” (1940), y en “Dick Tracy vs. Crime Inc” (1942), donde el villano de turno se llamaría Lucifer. La industria hollywoodense durante este periodo, también nos mostró a Diablos agresivos y místicos, en cintas como “The Blood of Jesus” (1941) y “Going to Glory, Come to Jesus” (1947), de los directores Spencer Williams y T. Meyer respectivamente.

Durante este periodo, también se realizaría una adaptación de la historia corta de Stephen Vincent Benet, “The Devil and Daniel Webster”, la cual sería dirigida por William Dieterle en 1941, y donde el Diablo ocuparía el nombre del Sr. Scratch, el cual es sacado de las leyendas folklóricas de Nueva Inglaterra. Tratándose de una tradicional historia de pacto diabólico pero ambientada en las crédulas zonas rurales, el filme nos muestra a la encarnación de Lucifer como un alegre y vivaz alborotador que no solo es visible sino que interactúa normalmente con sus vecinos del pueblo. Ya en la década del cincuenta, la Guerra Fría y las circunstancias de bipolarización del mundo, provocarían una nueva oleada de demonización cinematográfica. Diversos retratos del Diablo pueden ser vistos en cintas como la delirante “Glen or Glenda” (1953), de Ed Wood; “The Undead” (1957), de Roger Corman; “The Story of Mankind” (1957), de Irwin Allen, donde Vincent Price interpreta al Sr. Scratch, quien se ve involucrado en un juicio celestial que definirá el destino de la Humanidad.

El reencanto europeo con las figuras demoníacas y la explotación del Diablo como figura comercial:

Aunque durante un par de años en Europa la figura de Diablo dejó de llamar la atención del público, la verdad es que este continuó apareciendo en diversos films. En “La Main Du Diable” (1941), de Maurice Tourneur, la cual es una adaptación de la novela homónima de Gérard de Nerval, un pintor fracasado consigue un talismán que le da amor, fama y salud. Sin embargo, como nada es gratis en este mundo, luego de un año Lucifer llega a la Tierra en busca de lo que es suyo. Por otro lado en “La Beauté du Diable” (1950), el director René Clair desarrolló su propia versión de la historia de Fausto. Federico Fellini por su parte, filmaría el segmento “Toby Dammit”, perteneciente a la cinta “Histoires Extraordinaires” (1967), el cual cuenta con una premisa similar a las dos cintas antes mencionadas. Una visión distinta del mito del Diablo, sería ofrecida por “Quatermass and the Pit” (1967), film realizado por la compañía inglesa Hammer Films. En dicha cinta, el Demonio es reconocido como una figura extraterrestre tras una examinación científica llevada a cabo por el protagonista de la historia. La Hammer luego estrenaría el film, “The Devil Rides Out” (1968), el cual trataba el tema del ocultismo y la invocación del demonio. Al año siguiente, se estrenaría uno de los grandes clásicos del cine demoníaco; “Rosemary´s Baby” (1968), del director Roman Polanski. En dicha cinta, el Diablo es una fuerza más bien invisible, el cual utiliza a una serie de personas para cumplir su objetivo.

Sería en la década de los setenta cuando finalmente el Diablo se convertiría en sinónimo de éxito económico para la industria cinematográfica. El estreno de “The Exorcist” (1973), del director William Friedkin, sentaría las bases de cómo debía ser contada una historia de posesión demoníaca, además de desatar un fiebre por las películas de este tipo. Mientras que “The Exorcist” contaría con dos secuelas y una precuela, las cuales serían filmadas a través de los años, en Europa fueron estrenadas cintas bastante similares como “Lisa and the Devil” (1975), del director Mario Bava; “To the Devil a Daughter” (1976), de Peter Sykes; y “Seytan” (1974), la versión turca del film de Friedkin. Antes de terminar la década de los setenta, sería estrenada “The Omen” (1976), de Richard Donner, otros de los grandes clásicos del género, la cual contaría con tres secuelas y un remake realizado en el 2006. A esta se le sumarían un sinnúmero de cintas demoníacas, entre las que se encuentran “La Plus Longue Nuit du Diable” (1972), de Jean Brismee; “Inquisición” (1976) y “Exorcismo” (1975), ambas protagonizadas por Paul Naschy; “Die Liebesbriefe Einer Portugiesiche Monne” (1977), de Jesús Franco; “The Evil” (1978), de Gus Trikonis; y “The Sentinel” (1977), de Michael Winner, entre otras.

En muchas de estas cintas, la influencia del Mal se deja sentir a través de sectas satánicas, brujas malditas o que maldicen, jóvenes posesos y indicios sobre situaciones apocalípticas. En la década de los ochenta, figuras demoníacas seguirían apareciendo en cintas de diversos géneros. Dentro del género del terror podemos encontrar films como “Jaws of Satan” (1981), “Play Dead” (1986), “Satan´s Mistress” (1982), “Fear No Evil” (1981), y “Night Train to Terror” (1985), entre otras, donde en esta última el director Gregg G. Tallas propone un encuentro entre Dios y el Diablo, en el que discuten el destino de las personas que protagonizan las tres historias que conforman la cinta. El cine también ofrece una imagen del Señor de la Oscuridad para el público juvenil, como lo que sucede con “Legend” (1985), de Ridley Scott. Por último, el Diablo también aparecerá en la controversial historia de detectives, “Angel Heart” (1987), del director Alan Parker; y en la también controversial “The Last Tempation of Christ” (1988), de Martin Scorsese, en la que Lucifer convence a un Jesús agonizante de bajar de la cruz y vivir una vida normal.


El Diablo en el cine latinoamericano:

En México, un país católico pero también eminentemente receptor de lo sobrenatural, el Diablo ha tenido distinto tipos de representaciones a lo largo de los años. En la infantil “Santa Claus” (1958), es el enemigo natural del protagonista, en tanto que en la cándida pero profunda “Macario” (1960), de Roberto Gavaldón, el Diablo es una de las tres figuras paradigmáticas, a la par de Dios y la Muerte, que tratan de comerse el guajolote (o pavo) que el protagonista se lleva al solitario campo. En “Jesús, Nuestro Señor” (1970), de Miguel Zacarías, es Jesús quien se opone a Satanás, mientras que en la alucinante “Alucarda, La Hija De Las Tinieblas” (1975), de Juan López Moctezuma, se combina la concepción gótica mexicana con influencias europeas de De Sade y Le Fanu. Durante ese mismo periodo, Enrique Rocha interpretaría al tentador Luzbel ante una monja en “Satánico Pandemonium” (1973), de Gilberto Martínez Solares. El cine norteamericano, tomando nota de esta simpatía de Lucifer por el país azteca, la refleja en el filme independiente, “Judgement Day” (1988), de Ferde Grofé Jr., en la cual Satanás se apresta realizar su visita anual al pueblito mexicano de Santana en busca de almas humanas.

Por otra parte, durante la década de los cincuenta el Diablo se instala oficialmente en el cine argentino. Antes, había sido un personaje gravitante en “El Regreso” (1950), de Leopoldo Torres Ríos donde Satanás le cede un permiso especial a un alma para regresar a la Tierra durante unas horas y comprobar el destino de la mujer que amó. Durante los setenta, a través de la corriente de indagación de mitos folklóricos propios, es que surgen films interesantes como “El Familiar” (1972), de Octavio Getino, que en un tono alegórico se dedica a plantear fuertes críticas sociales de orden político, entablando el paralelismo entre la figura del "Familiar" (el Diablo según la tradición norteña) y el imperialismo y los militares. Una versión más moderada de ese argumento la realiza Luis Saslavsky con “Fausto Criollo” (1979), la cual está basada en la obra homónima de Estanislao Del Campo. Sin embargo, es en “Nazareno Cruz y El Lobo” (1975), de Leonardo Favio, que se consigue la gran personificación del Diablo en el cine argentino. Conocido aquí como "el Poderoso" y encarnado por Alfredo Alcón, su personaje se eleva sobre un filme de logros irregulares. Alcón también encarna a una especie de Fausto en “El Agujero en la Pared” (1982), de David José Kohon, donde Mario Alarcón encarna a un simpático y picaresco Diablo conocido como "Mefi".


El Diablo en el cine actual:

Durante los años noventa en adelante, seguirían estrenándose películas en las que el Señor de las Tinieblas participa como protagonista, o como personaje secundario. En cintas como “Needful Things” (1993), “El Día de la Bestia” (1995), “Eko Eko Azaraku” (1995), “The Prophecy” (1995), “The Devil´s Advocate” (1997), y “End of Days” (1999), entre otras, el Diablo aparece en todas las formas imaginables, aunque generalmente se camuflándose bajo una apariencia humana. Las temáticas van desde el intento de Lucifer por desatar el infierno en la Tierra, hasta la sencilla captura de almas con las cuales pretende engrosar su colección. En los últimos años, han aparecido pocas propuestas originales como por ejemplo “Constantine” (2005), del director Francis Lawrence, la cual si bien no está centrada en el Diablo, este realiza una interesante aparición en la historia. Además se ha realizado una serie de remakes de algunos clásicos del género, como el ya mencionado “The Omen” (2006), o el de la comedia “Bedazzled” (2000), por citar algunos. Evidentemente es imposible citar todas las cintas que hacen alusión a la figura del Diablo o a sus seguidores. Constantemente están siendo realizados films de todos los géneros que involucran al Señor de las Tinieblas. Mientras esperamos que la industria cinematográfica mundial nos sorprenda con alguna nueva joya del cine demoníaco, solo nos queda revisar algunos de los grandes clásicos que alguna vez presentaron al Diablo entre sus filas.



por Fantomas.
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